DESAPARECE UN CREADOR TOTAL DE LA ESCENA
El teatro pierde la fuerza de la ironía con la muerte de Adolfo Marsillach
Fue un animal de teatro. Un hombre polifacético, inteligente y trabajador, que combinó con rara habilidad una gran popularidad y un rigor irreprochable. Adolfo Marsillach (Barcelona, 1928) murió ayer en su casa de Madrid a causa de un cáncer, y dejó al teatro español con una honda sensación de pérdida.