María, una viuda de 62 años, se desespera con su hijo: acaba de cumplir los 30 y lleva desde que le diagnosticaron esquizofrenia, hace 14, metido en su habitación. "Cuando tiene una crisis lo ingreso en el hospital y a los quince días lo tengo en casa".
"No puedo más. Estoy muy cansada, muy cansada". La enfermera Juana Luengo va a morir pronto, sin cura posible, y clamó ayer con desgarro por la única piedad que dice esperar de la sociedad española a las puertas de una muerte anunciada. Su derecho a la eutanasia. El bien morir.
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