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El Gobierno vasco se dispone a sufrir su viacrucis particular a partir de los resultados del 20-N. La abrumadora mayoría nacionalista que representan PNV, primera en votos, y Amaiur deja, a partir de ahora, a los dos socios que sustentan a Patxi López en una incómoda posición para justificar la continuidad de su pacto.
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu / TXETXU BERRUEZO
El PNV recuperó ayer la hegemonía vizcaína que el PSE le había arrebatado en las últimas generales. Los peneuvistas se hicieron fuertes en su bastión por excelencia y, pese a la irrupción de Amaiur, lograron mantener el tipo con los tres diputados que ya obtuvieron en 2008.
Amaiur vuelve a lograr unos resultados extraordinarios en su terreno más fértil, donde acumula a sus votantes más incondicionales. Es la primera fuerza de Gipuzkoa, con 129.280 votos y tres escaños, y revalida la amplia victoria que consiguió en las pasadas elecciones locales, celebradas en mayo pasado.
No solo ha hecho historia Amaiur logrando el primer triunfo electoral de la izquierda abertzale en Euskadi -en escaños, aunque no así en votos-. Su entrada en el tablero alavés supone que, por vez primera desde la restauración de la democracia, cuatro formaciones se reparten los otros tantos escaños que se hallan en juego.
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