El escándalo de las escuchas
Dicen que Rupert Murdoch tiene alma de periodista tabloide, capaz de oler la sangre a kilómetros de distancia. Y ayer demostró que así es: Murdoch olió sangre, la suya propia, y empezó a batirse en retirada. El gran magnate mundial de la información parece haber llegado a la conclusión de que la crisis está empezando a llegar a un peligroso punto de no retorno.
Si el imperio mediático de Rupert Murdoch se extiende desde Australia hasta Asia pasando por Europa y acabando en Estados Unidos, sus problemas parecen hoy expandirse en igual medida y ya han cruzado el océano para materializarse en una investigación del FBI por presuntas escuchas a víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
La comunidad internacional quiere acabar con la cacofonía de estrategias para poner fin al conflicto de Libia y evitar que la mediación entre las partes sirva de terreno abonado para medradores y ventajistas. El Grupo de Contacto sobre Libia, ha decidido designar al enviado especial del secretario general de la ONU, Abdelilah el Jatib, como único negociador habilitado para hablar en su nombre.
Ofertas de diáloOfertas de diálogo político, permisos para que algunos opositores celebren reuniones, concesión de nacionalidad a la minoría kurda, promesas de amnistía... Nada vale al Gobierno sirio para frenar las manifestaciones que se extienden y crecen en todo el país. Ayer, cientos de miles de personas salieron a la calle después del rezo para exigir el final del régimen de Bachar el Asad.
Barack Obama intenta, con la ayuda de un grupo de senadores moderados de ambos partidos, una solución intermedia y provisional que evite una catastrófica suspensión de pagos del Gobierno de Estados Unidos. Pero incluso esa alternativa, que va madurando discretamente en medio de una enorme tensión política en Washington, corre el riesgo de ser rechazada por la Cámara.