José Luis Rodríguez Zapatero ha perdido la magia. Y lo sabe. Ha extraviado el duende, la baraka, el brillo en los ojos. También muchos apoyos, externos, y sobre todo de votantes de izquierdas, que ya no le creen. Y parece que lo entiende mejor que otros miembros del Gobierno y del PSOE.
Las medidas aprobadas por el Gobierno contra la crisis son "progresivas, temporales, coyunturales", según se encargó de enfatizar ayer en Alicante, Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, que reunió a un centenar de cargos socialistas para exigirles que "salgan a la calle con convicción y responsabilidad" explicando a los funcionarios que cuando las cosas vuelvan a ir bien "volveremos a reconocer su trabajo".
Francisco Camps, presidente de la Generalitat y del PP de la Comunidad Valenciana, atribuyó ayer el escándalo de financiación de su partido y su imputación por recibir dádivas de una trama corrupta a una respuesta orquestada por el Gobierno central al "reto de liderar el partido a nivel nacional".
La detención el pasado jueves del jefe militar de ETA, Mikel Carrera, y de su número dos, Arkaitz Agirregabiria, propicia los planes de la izquierda abertzale de avanzar por vías pacíficas y políticas. Ambos han protagonizado la oposición de la banda a que lo que era Batasuna hasta su ilegalización rompa con su tutela y asuma vías propias: el proceso abierto en la declaración de Alsasua en noviembre de 2009 e incubado por Arnaldo Otegi y Rafael Diez Usabiaga tras la ruptura por la banda del último proceso de diálogo, en junio de 2007.
L. R. A. | Madrid
"No hay razón para no compartir cartel", dice Patxi Zabaleta
El ministro de Defensa maliense, Natié Pléah, toma la palabra en el cuartel del 33 Regimiento de Paracaidistas en Baco-Djicoroni, un suburbio de Bamako. Malí, afirma, "aprecia enormemente los esfuerzos desarrollados por EE UU, así como por los países de la UE que le acompañan, Francia, España, Alemania, el Reino Unido y Holanda, para reforzar las capacidades operacionales de nuestras fuerzas".