El futuro que llega, el de la genómica personal, no es algo que asuste al científico Joan Massagué. Poder disponer por poco dinero de la información completa del genoma de una persona, conocer su susceptibilidad heredada a determinados trastornos o enfermedades, no es algo radicalmente distinto de las pruebas genéticas que ya se hacen en los hospitales.
Dar algo por sentado en ciencia es arriesgado. Lo acaban de demostrar unos científicos estadounidenses que ponen en duda la fiabilidad y, sobre todo, la explicación simplista de los estudios con técnicas de neuroimagen de la actividad cerebral asociada a cualquier tarea, desde ver a leer o contemplar al ser amado.
A la forma de cubrir un objeto para evitar su detección por ondas electromagnéticas, incluida la luz, se le suele llamar capa de invisibilidad, y muchos equipos trabajan para conseguirlo.