Las dos pompas más pomposas de Europa se unieron ayer en Londres: la de la grandeur francesa y la de los restos del Imperio británico. Pero la expectación despertada en el Reino Unido por la visita de Estado del presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, fue mucho más allá de la pompa real y los cotilleos sobre la nueva mujer del presidente, la supermodelo y cantante Carla Bruni: hubo también política.
"El Gobierno tibetano en el exilio quiere que los Juegos Olímpicos se celebren", manifestó ayer el presidente del Parlamento tibetano en el exilio, Karma Chophel, durante su visita a la Eurocámara.
Recién vuelto a la actividad después de unos días de descanso en el Caribe, Barack Obama se apresta a recoger el premio de su candidatura presidencial con la serenidad de quien se sabe ya el elegido. Hillary Clinton ha prometido seguir luchando, y a buen seguro lo hará, hasta el último día.
El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, lanzó ayer un ultimátum a las milicias chiíes que combaten en Basora: o deponen las armas en un plazo de 72 horas, o se enfrentarán "a los más severos castigos". El pronunciamiento tuvo una respuesta inmediata del clérigo radical Múqtada al Sáder, líder de la facción más numerosa, que se ofreció a negociar si las fuerzas de seguridad abandonan Basora.
"Es la última caja de huevos que ha entrado. En 48 horas no quedarán lácteos", advertía ayer Armando, el propietario de un supermercado de Buenos Aires que presentaba una afluencia de clientes mucho mayor de la habitual. La gente hacía acopio de productos, especialmente carne, leche y huevos, ante el desabastecimiento que ya se siente en la capital tras 14 días de huelga del sector agropecuario que, con bloqueos de carreteras por todo el país, impide la llegada de alimentos a los mercados centrales.