Un arresto incómodo
YOLANDA MONGE | Washington
Le dieron el alto, el coche se detuvo y le invitaron a apearse. Entonces la policía olió algo sospechoso: el inconfundible olor del porro. Marihuana. No sólo el sospechoso había violado las leyes de velocidad de ese condado, sino que estaba en posesión de Valium, Xanax, Vicodin y Adderall, además de 28 gramos de marihuana.