Dalí atravesado por la pantalla
En una sala de la cuarta galería de la Tate Modern, una navaja rasga en blanco y negro el ojo de una mujer. No es un crimen real, ni el ojo pertenece a una mujer. Es un ojo de vaca, pero el truco dramático produce la misma mezcla de espanto y sorpresa que en 1929. Por conocida, la escena de Un perro andaluz debería figurar como un cliché del cine.