La constante búsqueda de la marginalidad y un grito de socorro para atrapar los lenguajes que no entiende. Estos fueron los dos ejes sobre los que Elfriede Jelinek, de 58 años y premio Nobel de Literatura, basó su discurso de ayer ante la Academia Sueca.
La Scala de Milán renació anoche. El teatro de ópera más célebre del mundo resplandeció como nunca tras casi tres años de obras y una inversión de 61 millones de euros para una velada de reinauguración que atrajo al Gobierno italiano casi en pleno, a varios dignatarios extranjeros y a lo más florido de la sociedad milanesa.
La admiración y el rechazo se entremezclan en las páginas de Castro, el desleal (Aguilar), del periodista y escritor Serge Raffy (Toulouse, 1953), una biografía novelada sobre el dictador cubano.