El calvario de los consumidores
Quién no ha tenido alguna vez un problema con su móvil, una empresa de viajes o un banco. Y quién, con el problema caliente, no ha llamado a un servicio de atención al cliente atendido por un contestador automático que le ha perdido por un laberinto de opciones que no daban respuesta a su reclamación. Quién, tras conseguir engañar a la máquina para hablar con un teleoperador, no ha llegado a exclamar: "¡Páseme con el responsable!".