Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se comprometieron ayer en Bruselas a dar un balón de oxígeno al proceso de reformas lanzado hace tres años en Lisboa para mejorar la competitividad y la productividad de la economía europea. Una nueva declaración de intenciones -la cuarta-, que hacían los Quince sin perder de vista las consecuencias impredecibles que pueda tener la guerra de Irak en sus economías.
Pese al traspiés del pasado jueves, día de inicio de la guerra, las ganancias acumuladas en las sesiones anteriores y el buen cierre de ayer han permitido a las bolsas mundiales terminar la mejor semana del año. El Ibex 35 acumula desde el lunes un alza del 5,98%; París, el 5,2%; Londres, el 7,2%, y destaca Francfort con el 12,9%. Una euforia basada en el rápido avance de las tropas estadounidenses en Irak que, de momento, aventura una guerra breve.
Las perspectivas de recuperación económica en España han empeorado levemente en los dos últimos meses. Los expertos han rebajado una décima su previsión de crecimiento para este año, hasta el 2,3%, según el panel que reúne Funcas, la fundación de estudios de las cajas de ahorro, frente al 3% del Gobierno.
Presionado por la necesidad de limpiar sus balances y reconstituir los fondos propios, el presidente de France Télécom, Thierry Breton, vio cumplido ayer uno de sus deseos al anunciarse la venta al grupo energético italiano Enel de la participación en Wind, grupo italiano de telecomunicaciones que compite con Telecom Italia.
L. BARBERO / A. BOLAÑOS | Sevilla
Se cuenta que cuando Fernando el Católico demandó a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, el detalle de los gastos de la campaña de Nápoles, éste respondió con una lista no exenta de ironía que recogía la compra de guantes para los soldados, limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles o un desembolso para reponer las campanas averiadas por el repicar que celebraba la victoria de sus tropas. De ahí se acuñó la expresión "las cuentas del Gran Capitán".