SALZBURGO OFRECE UN CHIRRIANTE 'TURANDOT'
Turandot se ha vuelto a poner de moda. Ya lo estaba, de hecho, en años recientes con la tentación irresistible que suponía su puesta en escena de corte oriental para pintores como David Hockney en San Francisco o directores de cine como Zhang Yimou en la ciudad prohibida de Pekín. Pero la moda actual de la incompleta última ópera de Puccini se debía sobre todo al nuevo final compuesto por Luciano Berio, una alternativa en toda regla al habitual de Franco Alfano, o a la terminación de la ópera con la muerte de Liú, es decir, justo donde llegó por sus medios el compositor.