Una enardecida columna, a los gritos de "¡Muera el PCUS!" y "¡Que dimita Gorbachov!", avanzó ayer dispuesta a demoler la sede del Comité de Seguridad del Estado (KGB, la temida policía política) y a acabar a sangre y fuego con sus defensores. Un pope, subido en una escalerilla, exigía serenidad: "¡Hermanos, deteneos! ¡El Señor no desea sangre!". Borís Yeltsin y un cordón de diputados impidieron el asalto a la odiada institución. En la sede del Cornité Central del PCUS, los manifestantes ocupaban el edificio, arriaban la hoz y el martillo e izaban la bandera rusa.
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