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Nueva York se moviliza ante la renovada amenaza de una incursión migratoria federal

La gobernadora del Estado, Kathy Hochul, lidera preparativos ante la posible llegada de agentes o tropas, mientras que el alcalde electo de la ciudad, Zohran Mamdani, ofrece reunirse con Donald Trump

Faltan aún seis semanas para que Zohran Mamdani tome posesión como el próximo alcalde de Nueva York. Sin embargo, antes incluso de su histórica victoria el pasado 4 de noviembre, oficiales de la ciudad y el Estado se están preparando para la posibilidad de que Donald Trump envíe más agentes federales para hacer cumplir su ofensiva migratoria y despliegue a la Guardia Nacional en la urbe, como ya hecho en otros bastiones demócratas. Esas preparaciones se han intensificado desde que el socialista fue electo, a la vez que la Administración del republicano ha redoblado sus amenazas.

“Planeo estar en la ciudad de Nueva York en un futuro cercano. Vamos a llevar a cabo operaciones”, aseguró el martes el zar fronterizo Tom Homan en Fox News. El alto funcionario añadió que agentes de inmigración ya se encuentran en la urbe y que planea enviar más: “Vamos a inundar la zona”.

Es una advertencia que el Gobierno de Trump ha ido repitiendo durante meses, pero que cobra especial relevancia ahora que Mamdani será el alcalde de Nueva York. El joven socialista democrático se hizo con el Ayuntamiento de la ciudad más poblada de Estados Unidos con un mensaje fuertemente anti Trump y pro migrante. Después de una campaña en la que constantemente prometió plantarle cara al presidente, como alcalde electo, Mamdani se ha mantenido firme en ese compromiso, desafiando abiertamente al republicano en su primer discurso después de su triunfo. “Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes”, aseguró aquella noche.

Aunque, a la vez, ha habido señales de que Mamdani está dispuesto a tender la mano, o al menos intentarlo. El equipo del alcalde electo anunció esta semana que se había puesto en contacto con la Casa Blanca para concertar una reunión con Trump. Mamdani ha dicho que el hipotético encuentro estaría centrado en la crisis de asequibilidad de la ciudad, el pilar de su campaña. El anuncio se produjo después de que el presidente también suavizara su tono y asegurara el domingo que está dispuesto a verse con Mamdani. “El alcalde de Nueva York desea reunirse con nosotros y llegaremos a un acuerdo. Queremos que todo salga bien para Nueva York”, dijo Trump, después de tirarse meses insultando al socialista, a quien ha tildado de “comunista lunático”.

El acercamiento se da en un momento en el que tanto la ciudad como el Estado se prepara para un posible enfrentamiento con el Gobierno federal si Trump decide replicar en Nueva York lo que ya hecho en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Portland (Oregón), Washington D. C. o Charlotte (Carolina del Norte). A estas urbes, todas gobernadas por el Partido Demócrata, han llegado en los últimos meses agentes federales que han llevado a cabo operativos migratorios a gran escala, saldándose con cientos de detenidos. Algunas también han recibido tropas de la Guardia Nacional, mientras que otras han logrado frenar esos despliegues en los tribunales.

La presencia de los agentes y las tropas ha sido recibida con protestas ciudadanas que se han tornado violentas debido a la fuerza con la que las autoridades federales han respondido, lanzando gases lacrimógenos y disparando contra los manifestantes con balas de goma, bolas de pimienta y armas químicas.

Hasta ahora, esas escenas no se han reproducido en Nueva York. Aunque ha habido redadas, como la ocurrida en octubre en la calle Canal del Bajo Manhattan, la actividad de los agentes de inmigración se ha concentrado en un solo edificio: 26 Federal Plaza, un rascacielos federal con varios tribunales de inmigración también ubicado en Manhattan. La mitad de las más de 3.000 detenciones de migrantes que se han llevado a cabo en la ciudad en los últimos meses han ocurrido en el lugar.

No obstante, aquella redada del 21 de octubre fue un aviso para la ciudad. La dramática operación de estilo militar, con más de 50 agentes y camiones blindados que descendieron en una zona turística conocida por sus vendedores ambulantes, la mayoría de ellos migrantes, ofreció un vistazo de lo que podría venir en los próximos meses.

Perjudicial para la economía

Los preparativos para hacer frente a esa posibilidad han sido liderados por la oficina de la gobernadora del Estado, la demócrata Kathy Hochul. Durante semanas, su equipo ha llevado a cabo reuniones con diferentes sectores de la sociedad para elaborar una estrategia. Esas conversaciones han incluido líderes empresariales y del sector inmobiliario, muchos de los cuales tienen vínculos o son cercanos al presidente. La expectativa es que ellos podrían intervenir para evitar que Trump ordene el despliegue federal en la ciudad al trasmitir que tal acción en Nueva York, la capital financiera del país, sería perjudicial para la economía nacional.

“He conversado con muchos líderes empresariales y les he dicho: ‘Cuando llegue el momento, asegúrense de transmitir también su preocupación por lo que esto supondría para la estabilidad de la ciudad de Nueva York y el enorme impacto que tendría en todo Estados Unidos”, dijo el lunes la gobernadora. “Tendría un efecto que otras ciudades no tienen, porque somos el centro financiero. Y no se puede alterar eso sin consecuencias”, añadió Hochul.

Es una estrategia que ya fue fructífera en San Francisco, a donde Trump iba a enviar tropas el mes pasado, pero decidió no hacerlo después de que ejecutivos de varias de las grandes tecnológicas que tienen sedes en la ciudad californiana abogaran en contra.

En paralelo, la oficina de Hochul se ha mantenido en contacto con los oficiales de urbes como Chicago o Los Ángeles para inspirarse en su respuesta. Miembros de su equipo han preguntado a sus homólogos en estas ciudades cómo han afrontado el hecho de que Trump haya federalizado la Guardia Nacional para tomar el control de una fuerza que está, por ley, bajo el mando del gobernador de cada Estado. Es probable que Nueva York, dado el caso, siga el ejemplo de Estados como Illinois y California, que respondieron con demandas para impugnar los despliegues.

Los oficiales neoyorquinos también han indagado cómo la policía local de las diferentes ciudades ha gestionado el aumento de agentes federales en las calles y cómo ha manejado las protestas ciudadanas que han surgido en respuesta. Al igual que Los Ángeles o Chicago, Nueva York es una ciudad santuario, por lo que las fuerzas del orden locales no cooperan con las autoridades federales de inmigración. Es por ello que la Administración Trump ha puesto el punto de mira en estas urbes, acusándolas de no solo no cooperar con su agenda de detenciones y deportaciones masivas, sino también de permitir que el crimen se extienda sin control.

La delincuencia ha sido la principal justificación a la que el Gobierno ha recurrido al ordenar estos despliegues. Sin embargo, los datos demuestran que la criminalidad está en descenso en todas las ciudades implicadas. Solo en Nueva York, la ciudad ha registrado mínimos históricos en tiroteos y asesinatos en 2025. Otros delitos graves, como los robos en viviendas y el hurto en comercios, también han disminuido.

Aun así, la Administración Trump se muestra convencida de que Nueva York será uno de sus próximos blancos: “Aumentaremos nuestra presencia de aplicación de la ley en la ciudad de Nueva York porque es una ciudad santuario y sabemos que allí tenemos un problema de seguridad pública”, aseguró Tom Homan en Fox News esta semana. El zar fronterizo añadió que, al igual que Trump, estaría dispuesto a reunirse con miembros del próximo Gobierno de Mamdani para “trabajar en esto juntos”. “Pero si no quieren colaborar y siguen resistiéndose e impidiendo nuestros esfuerzos, entonces simplemente enviaremos más equipos allí”, concluyó.

Además de en Albany y en City Hall, grupos de defensa de migrantes y organizaciones y activistas comunitarios también se están preparando para hacer frente a lo que el Gobierno de Trump planee para la ciudad. Tomando nota de una estrategia ya empleada en Chicago, se están repartiendo miles de silbatos en zonas que ya han sido objeto de controles por parte de los agentes de inmigración o que podrían serlo debido a su elevada población extranjera.

Nuevos operativos en el sur del país

Mientras Nueva York aguarda su turno, la Administración del republicano ha puesto su mirada en el sur del país, en ciudades que, aunque son demócratas, no cuentan con políticas santuario porque sus respectivos Estados tienen legislaciones que las prohíben. Es el caso de Charlotte, en Carolina del Norte, donde desde el pasado sábado se lleva a cabo un operativo de detención de migrantes que ya suma más de 250 arrestos. El Gobierno planea ampliar la operación más allá de la mayor ciudad del Estado hasta Raleigh, a donde ya han llegado agentes federales estos días.

El próximo objetivo será Nuevo Orleans (Luisiana). Se espera que alrededor de 250 agentes de la Patrulla Fronteriza lleguen a la ciudad del jazz en las próximas semanas para una ofensiva migratoria de dos meses que podría comenzar el 1 de diciembre.

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