“Votaré demócrata para anular el voto de mi marido, no quiero a Trump ni a Harris”
Después de 25 años en el país, la venezolana Mariluz Caballero vive en Florida rodeada de compatriotas y con el español por bandera. Interesada en la política gracias a Obama, reconoce que no quería votar por Trump ni por Harris
Mariluz Caballero es coqueta. Caraqueña asentada en Estados Unidos desde hace más de 25 años, reconoce que le cuesta enviar una foto suya para ilustrar su entrevista, y se resiste a decir su edad. “Di que nacida en los 60″, ríe a carcajadas en el teléfono. Su situación laboral y personal da algunas pistas de sus años. Llegó a Estados Unidos en su juventud para estudiar Ciencias en Seattle, Washington, donde se graduó como Ingeniera Tecnológica. Caballero regresó a su Venezuela natal, y ahí tuvo un golpe de suerte que le cambió la vida: le tocó la lotería de la visa.
“Ya estaba casada entonces, nos mudamos a Estados Unidos en 1998″, recuerda “y en tres meses me quedé embarazada” Su hija tiene ahora 25 años y es, igual que sus padres, ciudadana. “Mi hija ya es americana, pero le preguntas y es venezolana”. Desde entonces viven en Florida, ahora en Pembroke Pines, a una media hora al norte de Miami. Con derecho a voto desde 2007, Mariluz Caballero fue una gran defensora de Barack Obama y tiene claro que votará en las próximas elecciones, pero llegar a esa decisión no ha sido fácil.
Pregunta. ¿Ya ha decidido su voto para el 5 de noviembre? ¿Por quién?
Respuesta. Sí, nosotros votamos remoto. Mientras se pueda hacer todo por correo... Esta semana nos ha llegado el sobre, ya podemos empezar. Yo generalmente he votado por el partido demócrata, no tanto porque lo sienta como mío, sino porque desde mi perspectiva no me gusta cómo funciona el partido republicano. Esta votación estaba tentada por no votar por ninguno. A mi esposo no le gustaban las propuestas demócratas, ha decidido votar republicano, así que yo le voy a anular el voto [risas]. No quiero ni a Donald Trump ni a Kamala Harris, estos últimos años han sido muy duros.
Algunas veces he estado de acuerdo con propuestas republicanas, me gustaba mucho Marco Rubio, sus propuestas. Pero cuando vino Trump era como un Chávez o un Maduro pero acá, sobre todo en la forma de referirse a las personas, el odio que se ha generado en este país es a raíz de su presidencia. Creo que Obama puso mucho coto al ataque racial, para mí ha sido la mejor presidencia de este país. Pero cuando llegó él, insultando, es tan parecido a Maduro, esas faltas de respeto... No entiendo cómo la gente puede seguir con él, tiene que ser gente con mucho rencor, por cómo ha tratado a los latinos no puedo entender cómo pueden votar por Trump.
P. ¿Por qué no le convence ninguno?
R. Leo entrevistas de Trump y veo que no tiene ningún tipo de léxico presidencial, no dice nada. Leo a Kamala y tampoco dice mucho, pero al menos tiene más fuerza, habla de sus experiencias cuando tuvo responsabilidad... Creo que no logró proyectar mucho de lo que era capaz, que es algo que nos pasa a las mujeres. Quizá ella estaba haciendo un montón de cosas buenísimas y uno no las escuchó. Viendo que ninguno de los dos tiene propuesta concreta, al menos ella tiene más interés en buscar ayuda, crear comunidades, algo que sea grande. Con este señor es odio, lo que le importa a él, beneficiarse de lo que le importa a él, quedar como un redentor... y al final del día es mentira.
P. ¿Qué es lo que más ha influido en su decisión?
R. Voy a darle a Harris el beneficio de la duda, primero, por molestar a mi esposo [risas]. Porque entre mujeres nos tenemos que apoyar, cuando tomamos algo lo volvemos una maravilla, pero estamos construyéndolo, estamos en ello. Quiero darle esa posibilidad. Y quizá estuviera haciendo muchas cosas buenas, pero nunca salieron a la luz.
P. ¿Qué le diría a Donald Trump?
R. Nada. Me volteo.
P. ¿Y a Kamala Harris?
R. Que mucha suerte, que siga adelante con lo que está haciendo, querría darle ese respaldo de género.
P. ¿Qué es ser latino en Estados Unidos para usted?
R. Nunca me he sentido discriminada ni maltratada, pero en esta zona es muy difícil sentir eso, es una comunidad latina, todo el Estado lo es. Miami es como una extensión de Latinoamérica, no he sentido conflicto ni complejidad para vivir, pero sí he visto que en otros Estados sí es muy triste. Aunque hemos buscado nuestra posición y ser respetados, sí seguimos sintiéndonos minoría y discriminación. Es un tema de cultura, un choque de ambas partes. Pero que el Gobierno respalde esa discriminación sí está mal, por eso me gustó lo que logró hacer Obama hace ocho años, sí se notó el esfuerzo, y eso ya no está.
Como latina sí que tengo una vida similar al del resto de estadounidenses. Tenemos todos los beneficios del primer mundo, que uno no tiene en sus países. Siempre pienso que algún día regresaré a Venezuela y mi hermana allí me dice: “No te adaptarías a vivir acá de nuevo, la calidad de vida no se compara”. Siento que uno se integra muy bien acá, hay mucho que enseñar y que compartir, creo que muchos americanos también lo ven. Tenemos muchos más recursos, uno siempre se busca las vueltas, es algo que como latinos traemos y compartimos y eso lo ven las personas con las que trabajamos y convivimos.
P. ¿Prefiere el inglés o el español?
R. En casa siempre hablamos español, todos nuestros amigos son venezolanos, nos mudamos todos acá, nos volvimos a encontrar y seguimos. A mi hija le enseñamos español y ahora nos da las gracias por haberlo hecho y por cuánto la ha ayudado en su vida. En mis trabajos, al estar en una posición global y ser la única latina, me ha tocado trabajar con Latinoamérica. Si me toca hablar inglés, no hay problema, pero prefiero hablar español.
P. ¿Qué le gusta de Estados Unidos?
R. Que todo está sistematizado, organizado, todo tiene un proceso, esa parte que no tenemos en nuestra cultura, porque facilita mucho la vida.
P. ¿Qué cambiaría de Estados Unidos?
R. Acá hay mucha hipocresía. En América Latina, uno sabe quién es quién. Aquí, por el frente todo bien, y por atrás, puñalada trapera. Me gustaría que la gente fuera más frontal, más honesta. Lo veo en el Gobierno, en los trabajos, no me gusta. La burocracia tampoco me gusta.
P. ¿Cómo se ve en 10 años?
R. Quisiera tener salud, he trabajado toda mi vida y quiero relajarme, no hacer nada. Tener salud para tener esa libertad, para dar un paseo, me encantaría poder tener tiempo para viajar, conocer, quiero atravesar Estados Unidos, empezar en Florida y acabar en Oregon. Venezuela... no sé, he estado casi dos meses ahora y he visto que puedo ir de vacaciones pero no me puedo quedar. También puede ser un plan híbrido. Veremos.