¿Puede Biden superar su mes ‘horribilis’?
Sea cual sea la decisión que se acabe tomando respecto a la candidatura, es imprescindible que el Partido Demócrata ponga punto final a la guerra fratricida
En 1992, Isabel II hizo famosa la frase “annus horribilis”. La reina, que por entonces estaba cumpliendo 40 años en el trono, quería referirse a una sucesión de eventos desafortunados y perjudiciales para la corona. Estas dos últimas semanas, desde el debate hasta el atentado del sábado, marcan un “mes horribilis” para Biden y todo el Partido Demócrata. ¿Podrán superarlas y volver a ser competitivos?
A continuación, algunas primeras ideas:
1. Entender que ya es otra campaña. El magnicidio fallido cambia por completo la campaña. Y debería también cambiar la estrategia demócrata. Trump es ahora una víctima y parece estar dispuesto a cambiar el tono de su discurso, como dejó ver en la entrevista del domingo. Si Trump llama a la unidad, como también hizo en su cuenta de Truth Social, ¿qué le queda a Biden?
2. Salir del Biden-Trump. La fotografía de Trump sobreviviente, con sangre en la cara y el puño levantado, contrasta con la imagen que ya tienen los electores de Joe Biden. Según una encuesta de Ipsos, el 86% cree que Biden es muy mayor para ser presidente (el 58% piensa que ambos son muy mayores). Si la comparación de liderazgos no estaba dando frutos suficientes, menos los dará ahora.
3. The People vs. Trump. El cambio de candidato ya no parece tener mucho sentido. A un mes de la convención, la demoscopia muestra que ninguna de las alternativas, incluida la de la vicepresidenta Kamala Harris, lograría mejores resultados que Biden. Quizá, entonces, la única salida sea apostar por una campaña ciudadana, protagonizada por millones de voces que adviertan las consecuencias que tendría una nueva administración de Donald Trump. Es probable que las declaraciones de Scarlett Johansson (o las muchas que recoge la cuenta @celebs.against.trump) sean más efectivas que los discursos del candidato o, si hay cambio, de la candidata.
4. Trump no está solo. Puede parecer contradictorio, pero puede que sea el momento de abrir el foco y advertir sobre el movimiento radical que sostiene y aúpa al candidato republicano. Por ejemplo, en las últimas semanas ha causado especial revuelo el Proyecto 2025, el plan de gobierno ultraconservador de la Heritage Foundation que, entre otras cosas, aumenta el poder presidencial, elimina el Departamento de Justicia y prohíbe el aborto. Las publicaciones en redes sociales han tenido un nivel de interacciones muy elevado y este podría pasar a ser el nuevo blanco de las alarmas demócratas.
5. Feminizar la campaña. La mayoría de las encuestas coinciden en que la brecha de género se está ampliando y que las mujeres votan cada vez más a los demócratas y los hombres a los conservadores. Esto, teniendo en cuenta que hay más mujeres y que tienden a tener porcentajes más altos de movilización, puede ser determinante. La estrategia, entonces, pasa por identificar los temas que puedan activar el electorado femenino. En las últimas elecciones de medio término, el debate sobre el aborto fue clave en la resistencia demócrata, ¿puede volver a serlo o electoralmente ya está amortizado?
6. Unidad, unidad, unidad. Sea cual sea la decisión que se acabe tomando respecto a la candidatura, es imprescindible que el Partido Demócrata ponga punto final a la guerra fratricida. Las divisiones y peleas internas hacen daño y desmovilizan. Siempre. En noviembre se define también el control de la Cámara de Representantes y del Senado, y ante la posibilidad de una victoria de Donald Trump, convendrá tener un contrapeso en el Congreso.
La campaña cambió. Y lo que funcionaba el viernes, puede que ya no funcione. Trump parece haberlo entendido y el jueves, en su convención, tiene una oportunidad histórica para mostrar su redención y conquistar al votante independiente e indeciso. A los demócratas no les alcanzará con el discurso de la reconciliación y la unidad. Hay que barajar y dar de nuevo.