La recuperación tras el paso de ‘Beryl’ en Texas: entre inundaciones persistentes y temperaturas al alza
Tras un día de tormenta que dejó al menos cuatro muertos, las estimaciones van desde 72 horas hasta dos semanas para recuperar el suministro de la electricidad y volver a la normalidad
Después de la tormenta la calma se resiste en llegar a Texas. Tras el paso del huracán Beryl este lunes, que dejó al menos cuatro muertos en el Estado y es el primero de una temporada que se prevé histórica, el riesgo de inundaciones persiste a la par que las temperaturas aumentan, impulsadas por una ola de calor que afecta al país entero. Las autoridades estatales estiman que devolver el servicio eléctrico a los casi tres millones de hogares y negocios que se quedaron sin luz con la llegada de la tormenta de Categoría 1 se tardará desde unos días hasta dos semanas.
El Gobernador en funciones, Dan Patrick, que está reemplazando en el cargo a Greg Abbott mientras está fuera del país, anunció que la empresa de energía CenterPoint Energy traerá a miles de trabajadores adicionales para restablecer el suministro de energía. Según Patrick, el huracán derribó 10 líneas de transmisión y muchos de los cortes en el servicio habían sido causados por árboles caídos. Fueron precisamente las caídas de árboles sobre hogares las que causaron dos de las muertes atribuidas al ciclón en Texas. Otras dos personas fallecieron este lunes: una en un incendio de una casa que se cree que fue causado por un rayo y otra se ahogó en su coche cuando este quedó sumergido en las inundaciones.
Si bien cuando Beryl tocó tierra texana este lunes estaba lejos de ser el huracán de Categoría 5 que había destrozado islas del Caribe y azotado partes de México unos días antes, la tormenta tropical en la que se convirtió unas horas después de llegar a la costa estadounidense igualmente desató fuertes lluvias. En poco tiempo las inundaciones habían atrapado docenas de automóviles en calles y autopistas, y los vientos tumbaron cientos de árboles, ya frágiles por la saturación del suelo. En los próximos días la tormenta se adentrará en el territorio y afectará varios otros Estados. Según el Centro Nacional de Huracanes (National Hurricane Center) los peligrosos vientos e inundaciones repentinas continuarán a medida que la tormenta avanza.
A medida que las nubes negras de Beryl se despiden de Texas y dan paso al también inclemente sol de verano, la urgencia por devolver el suministro de luz se entiende mejor. En el área metropolitana de Houston, la cuarta ciudad más poblada del país, más de dos millones de viviendas y negocios estaban sin luz a causa de las tormentas por segunda vez en el año, mientras que se pronostica que ya este martes las temperaturas superarán los 90 grados F (32 °C). Los residentes están preocupados por perder la comida que tienen en los refrigeradores y por no poder prender los aires acondicionados, recomendación básica para mantenerse a salvo en medio de las olas de calor.
En la ciudad de Galveston, una isla al sur de Houston, las autoridades advirtieron de las dificultades que todavía están por venir. “Mientras los esfuerzos avanzan a toda máquina, queremos que los residentes sepan y se preparen para un posible apagón de varios días. La estimación está entre las 72 horas y las dos semanas en algunas zonas”.
Durante la tarde del lunes en Houston, el sonido de motosierras hizo eco mientras los ciudadanos se ponían manos a la obra para despejar calles y aceras de árboles y ramas que obstaculizaban las vías. Pero el gobernador en funciones, Patrick, advirtió de que las inundaciones podrían volver en la semana si llovía intensamente sobre zonas ya altamente saturadas. Los próximos días se vivirán en la incertidumbre entre la lluvia y el calor.
La situación también ha afectado al motor industrial del Estado. Esta zona de Texas tiene una gran cantidad de refinerías de petróleo y varias empresas anunciaron que fue necesario activar el quemado de antorchas o flaring —el quemado de gas natural residual o preventivo por cambios de presión en la planta— a causa de los cambios en el suministro eléctrico. No está claro todavía cuánto gas fue quemado, ni el impacto en emisiones que esto haya tenido.
Beryl, la tormenta que más pronto se ha convertido en huracán de categoría 5 en el Atlántico, causó al menos 11 muertos a su paso por el Caribe en dirección a Texas. La tormenta arrancó puertas, ventanas y tejados con vientos y mareas devastadoras alimentadas por el calor récord del Atlántico. En tres ocasiones durante la pasada semana, Beryl aumentó la velocidad de sus vientos en 35 millas por hora (56 km/h) en 24 horas o menos, la definición oficial de intensificación rápida.
El crecimiento explosivo de Beryl se debe al agua caliente del Atlántico y el Caribe y es apenas un preludio de lo que el cinturón de huracanes del Atlántico puede esperar para el resto de la temporada, han advertido expertos. En Jamaica, las autoridades dijeron el lunes que los residentes de la isla tendrán que hacer frente a la escasez de alimentos después de que Beryl destruyera más de 6.4 millones de dólares en cultivos e infraestructuras.
En Luisiana, se esperaban fuertes bandas de lluvia y “el riesgo va a ser para que las fuertes lluvias y el potencial de inundaciones repentinas”, dijo el Servicio Meteorológico Nacional. Los meteorólogos del Estado también están atentos a “tornados rápidos”, dijo Donald Jones, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Lake Charles, Luisiana. “Es solo una cuestión de exactamente dónde va a ser”, añadió Jones. “Es muy difícil predecirlo con más de una hora de antelación”.
Se pronostica que Beryl traerá más lluvias y vientos fuertes a otros Estados en los próximos días. Uno de ellos, Missouri, ya está lidiando con un verano húmedo. Las fuertes lluvias no relacionadas con la tormenta provocaron varios rescates acuáticos en los alrededores de la ciudad de Columbia, donde los ríos y arroyos ya estaban crecidos antes de la llegada prevista de Beryl el martes.