Sheinbaum lanza un mensaje de reconciliación: “Caminaremos en paz y armonía”
La candidata de Morena, elegida la primera presidenta de México, delinea los primeros planes para su Gobierno, en el que el oficialismo tendrá una amplia mayoría en el Congreso
Claudia Sheinbaum, convertida este domingo en la primera mujer que presidirá México, ha dado un discurso en el que ha celebrado el triunfo aplastante que ha obtenido en las urnas y ha ofrecido gobernar bajo el signo de la reconciliación. Desde el hotel que sirvió de búnker para su equipo de campaña, Sheinbaum ha enviado un mensaje de gratitud a los millones de ciudadanos que le han dado su voto y al mismo tiempo refrendaron el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, el mandatario saliente.
Con el mismo tono conciliador, la exjefa de Gobierno de Ciudad de México también agradeció a los candidatos vencidos, Xóchitl Gálvez (del PAN, PRI y PRD) y Jorge Álvarez Máynez (MC), por haber reconocido su triunfo en sendas llamadas telefónicas previas a la conferencia. También hubo espacio para agradecer la llamada de felicitación del presidente López Obrador. Momentos antes, el mandatario había colgado un video en redes en el que celebraba la enorme participación ciudadana en los comicios (alrededor del 60%) y decía que Sheinbaum será también la presidenta más votada en la historia mexicana, un título que él mismo se había ganado en 2018.
El salón estaba repleto de periodistas, colaboradores de su campaña y familiares, incluida su madre, Annie Pardo, y su esposo, Jesús María Tarriba. “El día de hoy demostramos que México es un país democrático, con elecciones pacíficas y muy participativas. Agradezco también porque, por primera vez en 200 años de la República, me convertiré en la primera mujer presidenta de México”, dijo la mandataria electa. En el salón, la alegría contenida de los morenistas estalló: “¡Presidenta, presidenta, presidenta!”, le gritaron. Ella respondió: “No llego sola, llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron patria, con nuestra ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”. Sheinbaum será la presidenta de un país en donde más de la mitad de la población está conformada por mujeres (64 millones de personas) y donde la violencia machista asesina a 10 de ellas al día.
La morenista tenía motivos de sobra para festejar. La votación de este domingo le dio al oficialismo, la coalición de Morena con el PT y el PVEM, la mayoría cualificada en la Cámara de Diputados (dos terceras partes del Congreso). A falta de los resultados definitivos en el Senado, la alianza oficialista está cerca de poder aprobar reformas constitucionales sin tener que negociar con la oposición, reducida a mínimos históricos. Los propios morenistas no contaban con que los saldos de la votación fueran tan benéficos, según versiones recogidas por este periódico. El triunfo avasallador tomó por sorpresa hasta a los de la casa.
Abrazando la holgada victoria, la futura presidenta ofreció gobernar incluyendo a las personas que no coinciden con sus propuestas. “Concebimos un México plural, diverso y democrático. Sabemos que el disenso forma parte de la democracia y, aunque la mayoría del pueblo respaldó nuestro proyecto, nuestro deber es y será siempre velar por cada uno de los mexicanos sin distingos. Aunque muchos mexicanos no coincidan plenamente con nuestro proyecto, habremos de caminar en paz y en armonía para seguir construyendo un México justo y más próspero”.
El triunfo de Sheinbaum garantiza la continuidad de la izquierda al frente del poder en México por, al menos, otros seis años. La candidata ha apostado por el continuismo de las políticas de López Obrador y profundizar los alcances de la Cuarta Transformación, como el dirigente bautizó su sexenio, en referencia a las revoluciones mexicanas. Sheinbaum ha delineado los primeros pasos de su Administración, que inicia oficialmente el 1 de octubre. “Nuestro gobierno será honesto, sin influyentismo, sin corrupción, ni impunidad”. En materia económica, ha asegurado que se respetará la autonomía del banco central, habrá disciplina fiscal y austeridad presupuestaria. “Mantendremos la obligada división entre el poder económico y el poder político”.
Presentó su futuro gobierno como garantista, apegado a las leyes y al derecho. Y aseguró que reforzará la inversión pública en programas sociales para ampliar derechos y servicios como la educación, la salud, la vivienda y la cultura: “Es decir, vamos a seguir construyendo un verdadero Estado de bienestar”. En materia de política exterior, dijo que dará continuidad a la doctrina de no intervenir en los asuntos internos de las naciones. También apostó por el continuismo de la política de seguridad de López Obrador, basada en atender las causas de la pobreza, en mantener el mando militar de la Guardia Nacional y en reformar el Poder Judicial. Los índices de violencia se han reducido ligeramente, pero siguen en niveles muy altos: son asesinadas más de 30.000 personas al año.
Algunos proyectos de la candidata necesitan que Morena y sus aliados del PT y el PVEM obtengan la mayoría calificada en el Congreso, una estrategia política que López Obrador bautizó como el “Plan C”. En ese bolso cae la reforma judicial, que pretende que los jueces federales sean electos mediante voto popular; la reforma para desaparecer varios órganos autónomos, y la reforma para rediseñar el Instituto Nacional Electoral (INE). Dependerá de los resultados definitivos en el Senado. De ser así, el plan del actual Gobierno es que se lleven a cabo en septiembre, el último mes del Gobierno de López Obrador.
El camino de Sheinbaum a la victoria no ha sido sencillo. El año pasado participó en una contienda interna en Morena por la candidatura presidencial, y dejó en el camino a varios pesos pesados de la formación guinda, en especial Marcelo Ebrard, exjefe de Gobierno de la capital y exsecretario de Exteriores de López Obrador. Morena la declaró ganadora tras la aplicación de una encuesta nacional. Aunque el proceso interno fue conducido por López Obrador para conjurar divisiones, Sheinbaum asumió la operación cicatriz, llamó a los derrotados y los incluyó en su equipo de campaña en sitios estratégicos. Hoy estuvieron en el evento del triunfo, aplaudiendo a la ganadora.
La presidenta electa siempre ha militado en la izquierda, a diferencia de muchos cuadros dirigentes de Morena (el propio López Obrador formó parte del añejo PRI). Sheinbaum tuvo un rol protagónico en los movimientos estudiantiles de la UNAM de los años setenta y luego se vinculó al PRD, partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas y otros líderes izquierdistas. Colaboró en el Gobierno de López Obrador en Ciudad de México (2000-2006) como ministra de Medio Ambiente, y formó parte de las protestas civiles encabezadas por el dirigente por el presunto fraude de las elecciones presidenciales de 2006. López Obrador fundó Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) en 2014 y al año siguiente fue a sus primeras elecciones contra los veteranos partidos, el PRI, el PAN y el PRD.
En 2015, Sheinbaum se convirtió en alcaldesa de Tlalpan, una de las 16 demarcaciones de la capital, en una de las primeras victorias electorales de Morena. En 2018, subida a la ola guinda que llevó a López Obrador a la presidencia, ella se convirtió en jefa de Gobierno de Ciudad de México. Ese triunfo también fue histórico, pues se trató de la primera mujer electa en gobernar la capital. Sus colaboradores más cercanos declararon a este periódico que Sheinbaum es una funcionaria que toma decisiones a partir de datos y evidencia científica, sin precipitarse y escuchando las opiniones de su equipo.
A partir de este lunes, inicia el proceso de transición, el cambio de manos de la Administración entre el Gobierno saliente y el equipo que entrará al relevo. López Obrador ha dicho que se retirará de la vida pública al concluir su mandato, un gesto con el que despejará el camino a Sheinbaum, sobre quien por mucho tiempo pesó la duda de qué tan independiente sería respecto del dirigente izquierdista. La presidenta electa dijo en una entrevista a este periódico que su liderazgo será distinto al de López Obrador y que ejercerá, por supuesto, el gobierno por sí misma, sin la larga sombra del patriarca proyectándose sobre ella.
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