Luis Arriaga, rector de la Ibero: “Ayotzinapa va a ser la gran tarea pendiente en la sucesión presidencial”

El abogado y jesuita analiza los retos que enfrenta México de cara a las próximas elecciones y critica fuertemente la militarización y el abandono institucional que viven las víctimas de la violencia

Luis Arriaga Valenzuela en la oficina de rectoría de la Universidad Iberoamericana.Iñaki Malvido

Luis Arriaga Valenzuela (Tijuana, 54 años) es el rector de la Universidad Iberoamericana, uno de los centros privados más prestigioso de México. Sacerdote jesuita y abogado con una amplia vocación humanista, dirigió de 2006 a 2011 el Centro Miguel Agustín Pro Juárez, un cargo que le dejó una profunda huella en la promoción y la protección de los derechos humanos. Después de aquello, fue rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la Universidad Jesuita de Guadalajara. Arriaga recibe a EL PAÍS en su despacho para hablar del panorama político que vive México y...

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Luis Arriaga Valenzuela (Tijuana, 54 años) es el rector de la Universidad Iberoamericana, uno de los centros privados más prestigioso de México. Sacerdote jesuita y abogado con una amplia vocación humanista, dirigió de 2006 a 2011 el Centro Miguel Agustín Pro Juárez, un cargo que le dejó una profunda huella en la promoción y la protección de los derechos humanos. Después de aquello, fue rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la Universidad Jesuita de Guadalajara. Arriaga recibe a EL PAÍS en su despacho para hablar del panorama político que vive México y de los retos que enfrenta el país de cara a las próximas elecciones del 2 de junio.

Desde el asesinato en 2022 de dos jesuitas en Cerocahui (Chihuahua), la Iglesia en México y en especial, la Compañía de Jesús, se han volcado en denunciar el problema de inseguridad que vive el país hasta el punto de ofrecerse a mediar entre el crimen organizado, la sociedad civil y el Gobierno. Arriaga, crítico con la militarización y la falta de propuestas para acabar con la inseguridad, denuncia el abandono institucional que viven las víctimas. Reflexiona sobre el trabajo que hacen las universidades para pacificar al país y subraya la necesidad de que el próximo Gobierno esclarezca el caso Ayotzinapa. “Los derechos humanos no son un regalo, son producto de luchas históricas en las que ha muerto mucha gente para que sucedieran”, sentencia.

Pregunta. ¿Cómo ve al país de cara al próximo 2 de junio?

Respuesta. Veo un país polarizado, muy acechado por la violencia, con una crisis de derechos humanos muy fuerte. La pregunta que se hace la universidad ante estas problemáticas de desigualdad, migración, la crisis del agua, es cómo podemos responder ante estas realidades. Nuestro ADN es trabajar en favor de una sociedad más justa, más solidaria.

P. Durante las campañas, varios de los candidatos han ido a la Ibero a debatir con los estudiantes, ¿qué tal fue el ejercicio?

R. Nos fue bastante bien. Vino Clara Brugada (Morena), Santiago Taboada (PRI-PAN-PRD) y el de Movimiento Ciudadano [Jorge Álvarez Máynez]. Se hizo un ejercicio muy democrático en el que se conformó un grupo interdisciplinar que se llama Ibero Dialoga con estudiantes, académicos y colaboradores para coordinar las visitas de las y los candidatos.

P. ¿Le desanimó a usted que Claudia Sheinbaum no haya querido ir a la Ibero?

R. No nos ha confirmado. La invitación sigue abierta y los canales de interlocución con sus equipos de trabajo están abiertos también. Yo me entrevisté con ella antes que con Máynez y con Xóchitl y fue muy afable; guarda respeto por la universidad. Reconozco en ella su capacidad de escucha y de tomar nota de las preocupaciones de las personas. Ya vino en otras ocasiones cuando estaba contendiendo para jefa de Gobierno o para la alcaldía, no recuerdo bien.

P. ¿Por qué diría que es importante que los candidatos hablen con los estudiantes?

R. Me parece fundamental responder desde la universidad a los grandes temas y los grandes retos que tiene la sociedad: Salud, Migración, Pobreza, Desigualdad... Somos un espacio plural, propicio para las ideas y el debate. La comunidad sabe dialogar, pero sabe también hacer preguntas inteligentes e incómodas. Somos una universidad que respeta la libertad de expresión y en la que los estudiantes tienen la libertad de preguntar lo que quieran.

P. ¿Cómo ha visto usted la campaña?

R. Creo que ha habido mucha polarización. Lo hemos visto en los debates con las descalificaciones mutuas, cuando, en realidad, lo que necesitamos es que los candidatos desarrollen plataformas centradas en la resolución de los problemas públicos importantes. Necesitamos candidatos que asuman una responsabilidad con el dolor de las víctimas.

P. ¿Y eso cómo se logra, rector?

R. Pues necesitamos agendas de Estado claras para avanzar en estos problemas. No solo un Estado dadivoso, sino un Estado que resuelva los problemas estructurales añejos, como el tema de la militarización o la violencia. Los retos que tiene el país son los retos que tiene América Latina, como por ejemplo, el desencanto que existe en toda la región con la democracia por la desilusión que hay con los políticos, la corrupción o la impunidad.

P. ¿Cuál diría usted que es la mayor preocupación de sus estudiantes?

R. Que sean tomados en cuenta. Nuestros estudiantes tienen sensibilidades muy ligadas a los retos que tiene el mundo global: el cambio climático, por ejemplo. También son sumamente sensibles a la cuestión de la inclusión, cuestiones de género, cuestiones de pertenencia étnica o de raza. También veo una juventud que está preocupada por temas de paz y de justicia y un sistema que maltrata a los más vulnerables.

P. ¿Y cuál diría que es su mayor preocupación?

R. El tema de la paz y la reconciliación. México tiene 450.000 personas asesinadas en los últimos 15 años, 114.000 personas reportadas como desaparecidas y 386.000 personas desplazadas. No puede haber avances de paz si no hay previamente un proceso de justicia. El pueblo tiene derecho a saber qué pasó. La gente tiene derecho a un recurso efectivo de justicia. Y sobre todo, a una reparación. Es decir, que esos hechos no se vuelvan a repetir. Los derechos humanos no son un regalo, son producto de luchas históricas en las que ha muerto mucha gente para que sucedieran.

P. En ese sentido, ¿cree que este Gobierno ha quedado a deber con el caso Ayotzinapa?

R. En términos generales, creo que es una deuda pendiente. Ayotzinapa es un caso que va a ser la gran tarea pendiente en la sucesión presidencial y ha sido objeto de mucha politización. También ha habido un gran debate respecto al rol del Poder Judicial en este tipo de casos. Es importante y estamos de acuerdo con que el Poder Judicial tiene deficiencias serias, pero también el Poder Ejecutivo, del cual radican las fiscalías.

P. ¿Qué hace falta para que la gente tenga esa reparación?

R. Hace falta que de veras haya una voluntad política para llevar a cabo estos procesos de reconciliación en el país. Por ejemplo, desde el asesinato de los jesuitas en Cerocahui (Chihuahua), la Compañía de Jesús redobló sus esfuerzos a favor de la construcción de la paz y la reconciliación. Nos vimos reflejados en miles de personas que tienen casos similares. Quiero dejar muy claro que los jesuitas no somos adversarios de nadie. Al contrario, siempre hemos estado abiertos al diálogo para construir respuestas a los grandes desafíos que tiene el país.

P. ¿Qué opina de que los candidatos firmaran el compromiso por la paz que promovió la Iglesia?

R. Me parece que habla sobre la voluntad política para que haya justicia y reparación en los procesos de paz y reconciliación.

P. Usted ha sido muy crítico con la militarización del país, ¿por qué?

R. No estoy en contra de la militarización per se, sino de la falta de control civil efectivo al Ejército para que puedan darse estos procesos de paz y reconciliación. La promesa del actual Gobierno fue la temporalidad de los militares en las tareas de Seguridad Pública, mientras se preparaba una policía civil que se hiciera cargo de las tareas.

P. ¿Y qué opina de que el Ejército haya asumido otro tipo de roles como el control de los aeropuertos o la construcción de las grandes obras de infraestructura durante este Gobierno?

R. Opino que en una sociedad democrática tiene que haber diversificación de los mandos que se dedican a ese tipo de tareas. No puede haber una concentración de poder en ningún tipo de Secretaría, en este caso la Secretaría de la Defensa.

P. ¿Qué herencia deja López Obrador como presidente?

R. Creo que muchas personas creyeron en el proyecto político del presidente López Obrador, que le dieron su voto con mucha generosidad y que su legitimidad está fundada en un amplio respaldo popular. Es algo positivo y con ello ha mantenido una pax romana con pocas irrupciones violentas respecto a otros regímenes. Por otro lado, creo que se ha producido la militarización más clara del país, se redujo la pobreza, pero sigue habiendo mucha desigualdad en el reparto de la riqueza.

P. ¿Cuál es la asignatura pendiente de la Educación superior en el país?

R. La educación es un derecho humano pero falta que el Estado lo implemente con acciones afirmativas para que estos derechos se cumplan. Lo hemos visto en los debates: se prometen mayores obras, mayores asignaciones, mayores programas sociales, pero también esto ha sido objeto de mucha politización. Es importante empezar a pensar cómo mejoramos la calidad educativa. Por ejemplo, me parece muy claro lo que pasó con el Sistema Nacional de Investigadores. La investigación tiene que ser una prioridad para el Estado, porque si no hay investigación, no hay avance. Y sin embargo, no ha sido una prioridad. Lo vemos muy claro en la discriminación con los investigadores de las universidades privadas cuando quitaron los incentivos públicos y nos obligaron a las universidades a dar ese incentivo a los investigadores. Los investigadores tuvieron que acudir a los tribunales para reclamar ese apoyo y la Justicia les ha dado la razón.

P. ¿Cree que esa medida de recortarle presupuesto a las universidades privadas tiene que ver con la polarización de la que hablábamos al principio?

R. Sí, claro. Sin embargo, somos una universidad privada con una vocación pública que está interesada en los grandes retos y problemas que tiene nuestro país.

P. ¿Qué le pediría a la nueva presidenta o presidente?

R. Primero, que escuche los clamores de la población. Segundo, que priorice una agenda de trabajo en los temas más apremiantes que tiene México: Derechos Humanos, Migración, Inseguridad, Desigualdad, Pobreza, Política Exterior y Sustentabilidad Ambiental. Son problemas añejos que no se van a resolver pronto. Requieren de mayor profundidad y de mayor diálogo con la academia. La academia es la que produce los insumos para que se tomen las mejores decisiones.

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