David Faitelson: “Xóchitl Gálvez es como el Cruz Azul, el tema es que no la vaya a cruzazulear”

El referente de la polémica deportiva en México muestra su versión más política en una entrevista sobre las elecciones, la compleja relación entre el poder y el deporte. Desvela que incluso le ofrecieron ser candidato

El periodista deportivo David Faitelson en el plató televisivo.Iñaki Malvido

Frontal, directo y siempre polémico, David Faitelson (Ascalón, Israel, 55 años) recibe a EL PAÍS en el Estudio A de Televisa, su nueva casa desde octubre pasado. En esta ocasión, el tema central de la entrevista no será su llegada a la televisora de Emilio Azcárraga ni la última crisis de la selección mexicana, sino las elecciones en México, un país que acudirá a las urnas en dos semanas. “Ningún mexicano en la actualidad puede ausentarse del panorama político que vivimos. Me gusta la política, pero la sigo sigilosamente y con reservas, porque nuestro trabajo no nos permite expresar públicamente argumentos políticos”, afirma el comentarista deportivo. Esta vez, sin embargo, no se guardará prácticamente nada. Hablará de los candidatos y del presidente. Cuestionará a los ídolos que cambiaron las canchas y las pistas por la arena política. Contará, incluso, que él mismo ha sido buscado por los partidos para postularse. “No me veo para nada en esa situación, no es lo mío”, confiesa, “prefiero estar en la calle y muerto de hambre que ser político”.

En la intimidad del camerino, Faitelson enciende la mirada cuando recuerda la primera vez que vio votar a su padre, con una fuerte carga de resignación, por el PRI del partido único. “Yo crecí en esa pantomima de democracia, porque era un partido en el poder y una gran dictadura”. De padre judío mexicano y madre cubana, adopta un tono reflexivo al condenar los horrores de la guerra en Gaza, a menos de 20 kilómetros de donde nació. “No podemos llevarlo a un tema de antisemitismo ni del judío, es un tema del Gobierno israelí y en específico, de Netanyahu, que ha respondido con una dureza excesiva”. Se llena de orgullo al hablar de su familia y de angustia cuando piensa en el futuro que le depara a sus hijas. “El día que no podamos discutir y protestar en una universidad estamos jodidos”.

Como lo ha hecho desde hace cuatro décadas, abre sus grandes manos para dejar claro un punto, proyecta sus casi dos metros de estatura y no se corta cuando hay que decir lo que incomoda a unos y otros. “Antes era imposible que un periodista se pusiera frente a Echeverría, López Portillo, De la Madrid o Salinas de Gortari para decirles sus verdades. Hoy se puede”, afirma, aunque matiza que “el país está en llamas” y “faltan muchas injusticias por resolver”. Entrado en la conversación, se identifica en el centro político y, en todo caso, se inclina más hacia la izquierda que a la derecha.

Pregunta. ¿Esta campaña se parece más a un partido de fútbol o a una pelea de boxeo?

Respuesta. Se parece más a un partido de fútbol. La voltereta se ve muy complicada, aunque puede ocurrir. En el boxeo con un solo golpe puedes cambiarlo todo. La pregunta es si la que quiere remontar tiene el punch para cambiar el combate. Hoy la pelea parece [resuelta por] una decisión unánime, con rounds demasiado tranquilos. Xóchitl ha intentado fajarse, intercambiar golpes y quizá ha ganado algunos rounds, pero no parece tener los elementos para cambiar la situación. A veces nosotros creemos que vivimos en un México aislado, de nuestro entorno. No voy a caer en la expresión del presidente, si es un México fifí o no, pero vivimos en un México muy cómodo. Sin embargo, México es muy extenso y tiene muchas carencias. Así como tenemos grandes rezagos en Educación, en Salud, en Seguridad, que es terrible, creo que este Gobierno ha favorecido con programas sociales a las clases más desprotegidas y obviamente es ahí donde va a recaudar una gran cantidad de votos.

P. Estamos en un país que se preocupa más por la selección mexicana que por la política. ¿De qué es sintomático eso?

R. Así es el mexicano. Nuestra memoria es corta para muchas cosas que son importantes. Mucha gente dice que tenemos el gobierno y el país que nos merecemos, porque no hemos sido capaces de transformarlo. Mañana hay una matanza en un lugar y al día siguiente gana la selección mexicana y todo se olvida. Y muchas veces también, el fútbol ha sido utilizado para tapar ciertas cuestiones sociales. El fútbol y algunas otras cosas están por encima del interés político en México.

P. Parece que también depositamos demasiadas esperanzas en que llegue una persona y lo resuelva todo, tanto en la selección como en la presidencia. ¿Debería cambiar eso o es inevitable?

R. Es un pensamiento muy mexicano. Siempre esperamos al salvador en la cancha de fútbol y también en la cancha política. Y no, no tendríamos por qué ser así. Creo que habría que entender que México, por lo menos en fútbol, no tiene un Messi, un Cristiano, un Pelé, un Maradona, un Cruyff, un Zidane. Lo que tiene México es un conjunto. El día en que todos los jugadores entiendan a lo que juegan, lo practiquen, lo hagan de manera solidaria y sin envidia al compañero, ese día México va a tener éxito en el fútbol. Y puede ser que podamos echar mano de la misma analogía para hablar de nuestra política.

P. Pero sí tiene un Cuauhtémoc Blanco. Cuando se destapó para la Jefatura de Gobierno, usted le dijo que era mejor que buscara ser entrenador del América. ¿Qué opina de las figuras deportivas que dan el salto a la política?

R. Me parece detestable, con todo respeto. Los partidos se aprovechan de una persona que pueda recabar votos, con popularidad, para tratar de esconder ciertas cosas. Y eso fue lo que pasó con Cuauhtémoc. La verdad nunca lo entendí. La gente tiene que estar preparada para hacer esa labor. Y yo creo que los exfutbolistas, exboxeadores o medallistas olímpicos no están listos para ser políticos. Correcto, algunos siguen una carrera política y van ascendiendo, pero a la mayoría de ellos los engañan. Y nos engañan a nosotros. Cuántas personas no habrán votado en Morelos pensando en los goles de Cuauhtémoc, en lugar de pensar en que el Estado necesita más seguridad, más hospitales, más beneficios sociales. Creen que como Cuauhtémoc era capaz de resolver muchas situaciones con su calidad para patear la pelota, también lo va a poder hacer como líder político. Y ahí están los resultados. No hay ningún secreto. Los atletas o exatletas no suelen estar listos para poder ejercer un puesto político. Tuvimos un ejemplo maravilloso con Ana Gabriela Guevara.

Cuauhtémoc Blanco en el último evento de la campaña presidencial de López Obrador, en el Estadio Azteca, en 2018. Carlos Tischler (Getty Images)

P. ¿La metería en la misma bolsa?

R. Sí. El problema es que Ana Gabriela Guevara sí era la indicada para el puesto de directora del deporte mexicano, pero lo que pasó ahí fue un fenómeno raro. El personaje político devoró a Ana Gabriela Guevara. Devoró a la atleta de los 400 metros, la campeona del mundo, la subcampeona olímpica, la récord mundial. Se la comió la Cuarta Transformación. Cuando hablas con ella parece enajenada. Le dices: “Oye, Ana, pero las chicas del nado sincronizado no tienen apoyos, no tienen cómo ir a un viaje, tú viviste los mismos problemas que tuvieron ellas, ponte del lado correcto de la historia”. “No”. Ella sigue del lado del gobernante. Aparentemente, gobierna y manda con la ley, espero que así sea.

P. ¿Le han ofrecido ser candidato?

R. Sí, en una ocasión. Se acercaron conmigo, yo creo que era gente del Partido Acción Nacional (PAN), y me decían “Oye, con tu popularidad podemos lograr algo en algún distrito en la Ciudad de México”, pero les dije que no me interesaba. Primero, porque tengo una gran fortuna. Yo no hablo más que de deportes y tengo una libertad maravillosa para opinar, que en política no la vas a tener, que un periodista político no va a tener. Lo primero que uno tiene que medir es la libertad, dónde puedes hacer lo que te gusta. No me veo para nada en esa situación. No es lo mío. Tampoco puedo sentarme y engañar a la gente con un discurso y decirles “vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro”. No, no funciona. He tenido compañeros que lo han intentado y que les ha ido bastante mal. Prefiero estar en situación de calle que ser político. Prefiero estar en la calle y muerto de hambre que ser político.

P. ¿A qué deportista o equipo le recuerda Claudia Sheinbaum?

R. Está complicado. Yo la compararía con Ana Gabriela Guevara, incluso físicamente, aunque espero que ella sí ejerza como política y no cambie al final del día.

P. ¿Xóchitl Gálvez?

R. Xóchitl es Cruz Azul. Tiene pasión por el fútbol, el tema es que no la vaya a cruzazulear. Es un equipo que durante mucho tiempo está ahí, cerca, cerca, cerca y no consigue el cometido. Le queda perfecto.

P. ¿Jorge Álvarez Máynez?

R. Máynez es el Xolos de Tijuana. Su partido ha aportado gente muy interesante a nuestra política y han gobernado ciudades, entidades realmente fundamentales. Pero no lo veo con la capacidad para siquiera meterse a liguilla.

P. ¿Andrés Manuel López Obrador?

R. Híjole. Lo compararía con El Canelo. Divide. Tiene muchos seguidores y gente que no está de acuerdo con él. Además, El Canelo vive su propia fantasía de que es un gran boxeador, cuando muchos pensamos que no es lo que nos quieren vender. Lo compararía con AMLO porque hay gente que realmente está entregada y convencida de que está generando un cambio en el país y otra que le da completamente la espalda.

P. ¿Ricardo Salinas Pliego?

R. Ricardo Salinas Pliego es el dueño del Mazatlán, pero voy a buscarle un equipo más protagonista. Vamos a ponerle el Bayer Leverkusen. Es el equipo de moda en Europa, que juega de forma irreverente, con una gran cantidad de partidos sin derrota. Nadie pensaba que el Leverkusen, que siempre fue un equipo que tenía atrás una gran aspirina, una gran farmacéutica, podía estar puntuando en los primeros lugares.

P. ¿Le sacaría tarjeta roja a Salinas Pliego?

R. No, al contrario. Creo que se crearon dos personajes. El que yo conocí es un tipo serio, duro, pero no mala persona. Con un gran corazón. Y también se creó un tipo que entendió el papel de las redes sociales y las nuevas generaciones, y lo ha hecho muy bien. Para nuestra democracia, un hombre como Salinas Pliego es muy necesario.

P. ¿A quién le recuerda Emilio Azcárraga?

R. Emilio es el América. Es pura pasión. Admiro eso porque no he visto un dueño tan apasionado como él. Va al club, vive en el club. Me da gusto trabajar para alguien que puede ser tan pasional porque yo también lo soy. Cuando hemos hablado, le he advertido que voy criticar fuertemente al América. “Yo tengo la piel gruesa”, te dice. Pero siento que, en el fondo, le importa. Es un hombre inteligente. Ha entendido los tiempos, lo que es y no es su negocio.

P. Se le cuestionó mucho por llegar a Televisa y se le critica mucho en redes. ¿Usted también tiene la piel gruesa?

R. La tengo que tener, porque lo que se dice en redes sociales es muy duro. No importa lo que ponga, habrá gente que aproveche esa situación para criticarme. Está bien, yo lo entiendo muy bien y además, yo arriesgo el comentario. Hay gente a la que no le gusta la crítica y le afecta demasiado. A mí no, en absoluto. Entiendo muy bien que juego al borde. Lo que digo hay que verlo en el VAR muchas veces para ver si fue foul o no, si fue fuera de lugar o no.

P. ¿Es su personaje?

R. No tengo un personaje. La otra vez que estábamos cenando, estábamos discutiendo algo de la familia y mis tres hijas me dijeron: “Papá, no estás en la mesa de Los Protagonistas”. Sí tengo una línea editorial marcada por mí mismo. Trato de ser duro. Y a veces me gano enemigos fuera y dentro del trabajo.

P. ¿A qué partidos mandaría al descenso?

R. A varios. El PRD estaría entre ellos. Fue una esperanza de cambio que al final se desvirtuó por completo. El PRI ha desaparecido, ha dejado de existir. Tendría que pagar una multa al menos, porque en México ya no existe el descenso. Y el Partido Verde… ¡Todavía existe el Partido Verde, dios mío! Siempre fue un aliado del PRI y ahora también juega su papel. Tenemos una propuesta mucho más clara de Morena. El PAN siempre ha sido sólido en la centroderecha. Y también lo que pueda ofrecer Movimiento Ciudadano, que es otra alternativa, más juvenil, que apela a otro público. Me quedaría con esos tres partidos.

P. ¿Ya sabe por quién va a votar?

R. Sí, pero mi papá me decía que no se dice por quién va a votar uno. El voto es secreto.

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