Sheinbaum en el Politécnico: un auditorio cautivo, muchas porras y poca crítica
La candidata presidencial morenista visita por primera vez en campaña una universidad. Los estudiantes volcaron su apoyo y no tuvieron oportunidad de hacer preguntas
Afuera del auditorio transcurría un eclipse total de sol, un fenómeno natural que sucede ocasionalmente en México. Decenas de estudiantes universitarios renunciaron a mirarlo para esperar en su butaca la llegada de Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, PVEM y PT. Era la primera ocasión en la c...
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Afuera del auditorio transcurría un eclipse total de sol, un fenómeno natural que sucede ocasionalmente en México. Decenas de estudiantes universitarios renunciaron a mirarlo para esperar en su butaca la llegada de Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, PVEM y PT. Era la primera ocasión en la campaña que la aspirante visitaba una universidad, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en Ciudad de México, la segunda universidad pública más antigua e importante de México, después de la UNAM. Habría para estos jóvenes algo más valioso aquí, en este auditorio, que el eclipse solar y toda su intriga histórica y mística, el temor y la veneración, todo lo que significó para los antiguos. Los estudiantes mataban el tiempo entonando los cánticos de su escuela, el Huélum, el Yo soy ¿quién?, la Cachi cachi porra. Sheinbaum y su comitiva llegaron 45 minutos tarde. El sol ya estaba cubierto por la luna a la mitad, visto desde Ciudad de México. Las hojas de los árboles ya proyectaban su temblorosa sombra rutilante.
Sheinbaum llegó acompañada de Clara Brugada, candidata morenista al Gobierno de Ciudad de México, y de Ernestina Godoy, exfiscal de la capital y ahora aspirante al Senado. Incluso estuvo Manuela Obrador, prima del presidente mexicano con aspiraciones en Chiapas. En lo alto del auditorio, un grupo colgó una manta que leía: “El Poli con Sheinbaum. Los estudiantes de izquierda contigo hacia la victoria”. A los himnos estudiantiles se sumaron voces de jóvenes con porras más bien de campaña y de partido. “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”, “¡Claudia, escucha, el Poli está en tu lucha!”. También hubo cánticos aprendidos para la candidata al Gobierno capitalino: “¡Con Clara Brugada la ciudad está ganada!”, “¡Queremos Utopías en todas las alcaldías!” (esta última estrofa, referencia a uno de los programas implementados por Brugada en Iztapalapa, donde ha sido alcaldesa). Hasta a la exfiscal le gritaban “¡Godoy, senadora!”. Un grupo de integrantes del sindicato de maestros, el SNTE, metido entre los estudiantes, cantó porras a su líder, Alfonso Cepeda, también candidato al Senado y que llegó acompañando a Sheinbaum.
La candidata presidencial agradeció la muestra de arropamiento y se puso una chamarra del IPN. Aunque Sheinbaum no se formó en esta universidad, su madre, la científica Annie Pardo, fue docente en un bachillerato. La candidata compartió con los estudiantes las anécdotas de su militancia en los movimientos políticos estudiantiles a favor de los jóvenes rechazados —aquellos que no alcanzan un lugar mediante el examen de admisión— y a favor de la gratuidad de la colegiatura. Sheinbaum ponderó que la opción que ella representa, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, se opone a la privatización de los servicios y concibe la educación como un derecho, no como un privilegio. La lucha por la educación fue la percha para hablar del movimiento estudiantil de 1968 y la masacre de Tlatelolco, uno de los más atroces episodios de represión de los gobiernos del PRI. “Nunca debemos olvidar nuestra historia”, pidió. “Si no rememoramos de dónde venimos, tenemos la terrible posibilidad de que no sabemos a dónde vamos y por qué luchamos”.
—¡Ya se va el PRI! —clamó un muchacho en el auditorio.
—Ya se fue —replicó Sheinbaum—. Hay más exgobernadores del PRI en la cárcel y prófugos de la justicia que en funciones, así que ustedes me van a decir si no se ha ido el PRI de nuestro país.
La respuesta levantó risas, aplausos, gritos de jubilo. El público estaba conformado por estudiantes del IPN, pero también por integrantes de las juventudes de Morena. Desde los asientos más lejanos se quiso alzar un cántico crítico, Vestido de verde olivo, que suele entonarse en las manifestaciones por los presos políticos, los desaparecidos, las víctimas del Estado, las violaciones a los derechos humanos cometidas por los gobiernos. “¡No has muerto, camarada, tu muerte será vengada!”, cantaron algunos jóvenes. “¿Y quién la vengará? ¡El pueblo organizado! ¿Y cómo? ¡Luchando!”. Vinieron las hurras para acallar el himno incómodo. Una operadora de la campaña de Sheinbaum, joven pero no de la edad de los estudiantes, le hizo señas a un muchacho en las butacas y le pidió iniciar un Huélum, como directora de orquesta.
La abanderada presidencial, exjefa de Gobierno de Ciudad de México, refirió que López Obrador es “un presidente que dejó de mirar a unos cuantos, que mira principalmente por quien menos tiene”, y sostuvo que esa debe ser la vocación de los estudiantes de IPN y en general de la juventud. “La obligación de todo joven es pensar que, por el bien de todos, primero el que menos tiene. ¿Por qué es obligación pensar en ello? Porque, si no, nos olvidamos de disminuir desigualdades y de acabar con la pobreza en nuestro país”, expuso. Agregó que el Gobierno que ella encabezará, de ganar las elecciones del 2 de junio, estará sustentado en la educación como un derecho. Anunció que habrá una beca universal para educación básica, que se construirán más bachilleratos y universidades, que se derogará el examen de admisión a educación media y superior. Brugada agregó que en Ciudad de México habrá una beca de transporte para estudiantes, sin abundar en detalles de esta propuesta.
Jacibe López, representante estudiantil, leyó un discurso en el que pidió oportunidades laborales para los jóvenes al terminar su formación, una mejor infraestructura de movilidad, más recursos para el IPN y mayor esfuerzo para promover el interés de las mujeres en la ciencia y la tecnología. “Porque ya demostramos que las mujeres ya no aspiramos a ser princesas, ya aspiramos a ser presidentas”, sostuvo. Yaretzi Martínez, de 17 años, afirmó en entrevista que su generación sigue padeciendo los efectos de la pandemia y que las becas son de mucha utilidad. “De cierta manera va a ayudar a que este país, con el estudio, llegue a una mejor situación, donde los que no tienen se favorezcan y haya más equidad”, dijo. William Olivares, de 17 años, sostuvo que la beca para transporte es la mejor de las propuestas. “Yo gasto mucho en transporte, vivo en Xochimilco y hago hasta tres horas de camino. Y gasto mucho dinero en pasajes, 50 pesos, el gasto que me da mi papá son 100 pesos y no me queda mucho para comer”, explica.
Se tenía programado un intercambio entre los estudiantes y Sheinbaum, pero al final el equipo de la candidata decidió que no se llevaría a cabo, por motivos de agenda. El retraso de 45 minutos y que hubiese cinco oradores antes de Sheinbaum comprometió la llegada de la aspirante a un mitin en el Estado de México por la tarde. También se tenía prevista una conferencia de prensa, a un día del primer debate presidencial. Tampoco se llevó a cabo. Antes de terminar su discurso, Sheinbaum dijo a los estudiantes que va a necesitar el apoyo del IPN para poner un nuevo satélite mexicano en órbita durante su Gobierno. Los politécnicos aplaudieron y lanzaron hurras. La Tierra, el espacio, los astros, sus rotaciones, sus interposiciones, de alguna manera, hallaron acomodo dentro de un auditorio atiborrado de uniformidad.
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