El reto de votar en las mayores elecciones de la historia de México en medio de una pandemia

La logística para mantener los contagios controlados el próximo domingo pasa por llevar una pluma personal o marcar a los votantes con tinta indeleble con propiedades viricidas

Representantes del Instituto Nacional Electoral alistan las casillas de votación en Ciudad Juárez, Chihuahua.JOSE LUIS GONZALEZ (Reuters)

México se enfrenta a una titánica tarea con dos frentes abiertos el próximo domingo: las elecciones más grandes hasta la fecha y una pandemia todavía no controlada. Hay 93,5 millones de personas inscritas en las listas nominales para votar en las casi 163.000 casillas instaladas por todo el territorio para renovar la Cámara de Diputados, cargos federales, locales y alcaldías en los 32 estados. Con más de 19.000 casos activos de coronavirus y solo un cuarto de la población adult...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

México se enfrenta a una titánica tarea con dos frentes abiertos el próximo domingo: las elecciones más grandes hasta la fecha y una pandemia todavía no controlada. Hay 93,5 millones de personas inscritas en las listas nominales para votar en las casi 163.000 casillas instaladas por todo el territorio para renovar la Cámara de Diputados, cargos federales, locales y alcaldías en los 32 estados. Con más de 19.000 casos activos de coronavirus y solo un cuarto de la población adulta vacunada, los comicios masivos se llevarán a cabo bajo un estricto protocolo sanitario con el reto de mantener las medidas de seguridad y evitar el inicio de un foco de contagio. Para ello, el plan logístico contempla varias medidas, desde que los votantes puedan llevar su propia pluma hasta que los funcionarios marquen a los asistentes con una tinta indeleble con propiedades viricidas.

Más información

La crisis del coronavirus no ha impedido que otros países acudan a las urnas. Corea del Sur fue el primero en sentar un precedente ejemplar para el resto del mundo cuando un 66% de los electores, la cifra más alta desde 1992, salió a votar en abril de 2020 en pleno pico de la pandemia. A finales de ese año, Estados Unidos cambiaba de presidente entre cifras récord de contagios. Chile, en cambio, se ha visto obligado a aplazar sus elecciones constituyentes mientras pasaba por la peor ola de la pandemia, pese a tener a más de un 45% de la población vacunada. Siguiendo estos ejemplos, México ha tomado nota. Junto a un grupo de especialistas de la UNAM y la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Instituto Nacional Electoral (INE) ha elaborado una guía para contener los contagios en la multitudinaria cita electoral en la que se paralizará hasta la campaña de vacunación para que todos los mexicanos puedan acudir a las urnas.

El director de Operación Regional del INE, Gonzalo Rodríguez, es tajante al respecto: “No hay riesgo en salir a votar”. “Hay varios protocolos para cada etapa del proceso electoral”, explica en llamada telefónica. Todos los funcionarios y los representantes de partidos políticos que estén en las casetas deberán llevar obligatoriamente un cubrebocas. Los que acudan a votar también deberán portarlo, y si no cuentan con uno se les entregará en la puerta. “Los funcionarios de casilla tendrán además una careta. También habrá gel y toallitas desinfectantes para limpiar cualquier objeto que se use dentro”, asegura. Incluso la mayor preocupación de los votantes está controlada: el marcador de tinta indeleble que identifica a las personas que ya han pasado por la casilla. Pese a que el papel del contagio por contacto de superficies ha perdido importancia en la cadena de transmisión, Rodríguez insiste en que la tinta está hecha a base de un vinagre muy fuerte que tiene propiedades viricidas y no representa un riesgo. La empresa que lo fabrica ha tenido que emitir un certificado público para disolver las dudas de los ciudadanos más desconfiados.

La autoridad electoral ha hecho una campaña en paralelo a los candidatos políticos para recordar las medidas de precaución a adoptar antes, durante y después de ir a votar. Los electores deberán acudir sin síntomas de covid, preferiblemente sin acompañantes y se recomienda que porten su propia pluma para marcar el voto con el fin de evitar más contactos con superficies de lo necesario. “En el interior de cada casilla solo podrá haber dos votantes al mismo tiempo y afuera habrá una fila con sana distancia como la hay en el súper o en el banco. Además, un funcionario apoyará el manejo y control de la fila”, detalla Rodríguez.

Los ciudadanos que han sido elegidos para estar en las mesas de votación han sido entrenados en diferentes simulacros donde se ha repetido hasta la saciedad el protocolo covid-19. “Se les ha elegido al azar, pero les hemos capacitado. Desde cómo armar las urnas e instalar casillas, hasta cómo se va a atender y cómo desinfectar”, añade Rodríguez. El presidente de la casilla será el responsable de garantizar que todos portan su cubrebocas mientras que el escrutador deberá desempeñar su cargo sin tocar al ciudadano ni a su credencial.

Rodríguez admite que la pandemia no ha alterado la cantidad de casetas para votar con el fin de distribuir mejor al electorado. “La legislación no prevé poner más casillas, el número va acorde al censo electoral de cada año”, reconoce. Sin embargo, con el fin de evitar los principales factores de riesgo se ha priorizado la búsqueda de espacios amplios donde se pueda permitir la sana distancia y que estén al aire libre. “Son más de 80.000 domicilios, no es una labor sencilla”, puntualiza.

El microbiólogo Mauricio Rodríguez Álvarez de la UNAM asegura que el protocolo debería ser suficiente para contener los contagios. Por ejemplo, el hecho de que haya dos votantes en la misma casilla “no es necesariamente un problema si hay sana distancia y están en extremos de la mesa opuestos”. Además todos los votantes y funcionarios irán con mascarilla. “Si es en un lugar cerrado, sin un metro y medio de distancia, sí hay riesgo. Hay que hacer énfasis en que se respeten los lineamientos del INE”, incide.

Ni siquiera en Estados con una incidencia del virus más alta los protocolos tendrán que ser más estrictos. En Quintana Roo, donde los casos de covid-19 suben, los establecimientos afrontan nuevas restricciones y el Gobierno local lanza nuevas limitaciones a la movilidad, la votación se llevará a cabo a la par que los Estados en semáforo verde. El vocero del INE asegura que el protocolo sanitario para votar se elaboró el pasado febrero contemplando la peor situación sanitaria posible en la fecha electoral. Por consiguiente, la cita se desarrollará como si la pandemia estuviera en su momento más álgido.

Con todo, la autoridad electoral no espera que el miedo al virus que se ha cobrado más de 228.000 vidas en México socave la participación el domingo. “Tuvimos la experiencia de votar en pandemia en Coahuila e Hidalgo a mediados de octubre del año pasado. Nos dejó como experiencia que la participación no es distinta de lo que se estaba observado antes”, garantiza Gonzalo Rodríguez. Los datos de la participación ciudadana como funcionarios en casetas ha sido del 95%, en la misma línea que otras elecciones. Además, no se han notado cambios en el voto por correo como sí ha pasado en otros países como Estados Unidos. “Hay un proceso en 32 entidades federativas, creemos que será un aliciente para que la ciudadanía salga a votar y participar por su Estado”, asegura.

Los funcionarios, la población de mayor riesgo

En la elaborada logística del INE, Rodríguez Álvarez señala un solo punto débil: los funcionarios de casillas. Son personas de a pie que, pese a haber recibido la formación necesaria en simulacros, deberán estar nueve horas en las mesas vigilando el proceso de votación y por cada casilla verán pasar de media a 500 electores durante la jornada. Además, durante el proceso de su elección no se ha valorado que estén vacunados. “No se ha tenido en cuenta porque es un proceso que lleva meses. El primer gran filtro fue un sorteo del 13% de la lista nominal. Nos llevó a más de 11 millones de ciudadanos a mediados de febrero y marzo, cuando la cantidad de gente vacunada era muy distinta a la de ahora. La ley es lo que nos dicta”, apunta Rodríguez.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país

Sobre la firma

Más información

Archivado En