Pedro Kumamoto: “Que nos dejen una cabeza de cerdo es cruzar una línea”
El candidato a la alcaldía de Zapopan (Jalisco), Pedro Kumamoto, culpa a su principal rival, Juan José Frangie, de Movimiento Ciudadano, de la amenaza violenta como reflejo de la escalada de inseguridad y crimen que sufre la entidad
Una hielera con una cabeza de cerdo escurría sangre este lunes a las puertas del Instituto Electoral de Zapopan, en la zona metropolitana de Guadalajara (Jalisco). El paquete, acompañado de una amenaza de muerte —”lo vas a pagar”— iba dirigido al candidato a alcalde de ese municipio, Pedro Kumamoto. El fundador de Futuro —un nuevo partido creado como alternativa a los tradicionales— y quien fuera pionero de las candidaturas independientes en el país en 2015, responsabilizó en seguida a ...
Una hielera con una cabeza de cerdo escurría sangre este lunes a las puertas del Instituto Electoral de Zapopan, en la zona metropolitana de Guadalajara (Jalisco). El paquete, acompañado de una amenaza de muerte —”lo vas a pagar”— iba dirigido al candidato a alcalde de ese municipio, Pedro Kumamoto. El fundador de Futuro —un nuevo partido creado como alternativa a los tradicionales— y quien fuera pionero de las candidaturas independientes en el país en 2015, responsabilizó en seguida a su principal rival, Juan José Frangie (de Movimiento Ciudadano, el partido en el poder) de lo que pudiera sucederle a él, a su familia o a cualquiera de su equipo. “Que nos dejen una cabeza de cerdo es cruzar una línea”, señala en una entrevista a este diario.
Por su parte, Frangie ha rechazado públicamente las acusaciones: “Quiero decirte con mucho respeto que no puedo aceptar que me acuses y responsabilices de una inmoralidad así. No es ético jugar a la política en un tema tan delicado”, señaló en un comunicado en su cuenta de Twitter. Y ha añadido: “Pedro, condeno y repruebo los actos de intimidación hacia tu persona, es inaceptable”. No es la primera vez que se deja un mensaje junto a una cabeza de cerdo en esta campaña electoral en Jalisco. Hace una semana, en Tonalá (también área metropolitana de Guadalajara) fueron señalados de forma similar los candidatos Sergio Chávez Dávalos y Edgar Oswaldo Bañales Orozco, de Morena y PRI. Aunque en esta ocasión el mensaje iba firmado por el temible Cartel Jalisco Nueva Generación.
El macabro recado del animal muerto frente a la sede del órgano regulador de los comicios tenía también otro destinatario indirecto: la ciudadanía de Jalisco, acorralada desde hace meses por el terror de las balaceras, cuerpos descuartizados y desaparecidos. La escalada de violencia ha manchado de sangre también la contienda electoral de cara al 6 de junio.
Hace solo una semana, cientos de tapatíos marchaban en el centro de Guadalajara para pedir justicia por el asesinato de los hermanos González Moreno —José Alberto, 29 años; Luis Ángel, 32 años; y Ana Karen, 24 años— secuestrados, torturados y ejecutados. Sus cuerpos fueron encontrados enrollados en mantas y abandonados en una carretera dos días después. El crimen de los hermanos provocó una de las manifestaciones más multitudinarias de los últimos años en la capital del Estado, que se ha convertido en uno de los rincones más violentos del país y que cuenta con mayor número de fosas clandestinas y cadáveres sin identificar.
Kumamoto, de 31 años, se presenta a alcalde de uno de los municipios más azotados por la violencia, Zapopan, también uno de los más ricos. En esta alcaldía pegada a Guadalajara, en uno de los centros de ocio más exclusivos de la ciudad, un comando armado irrumpía en febrero a punta de fusiles de asalto en un restaurante tradicional a plena luz del día. Se desató una balacera monumental ante la impasibilidad de las autoridades, ni un solo policía evitó, enfrentó ni persiguió a los responsables. También en Zapopan fueron arrojados seis cadáveres desmembrados en 18 bolsas de basura frente al estadio de fútbol de las Chivas. Y en un recorrido por Zapopan en febrero, este diario fue testigo de un cuerpo arrojado en la misma carretera donde aparecieron otros dos unos días antes, ni siquiera los criminales se habían tomado la molestia de buscar otra ubicación. De todos estos crímenes no hay un solo detenido.
En este ambiente de terror, una cabeza de cerdo a las puertas del Instituto Electoral supone un reflejo de la escalada de violencia a la que ha llegado la ciudad en los últimos meses. La sangre de cerdo recordaba al candidato Kumamoto el reto de gobernar un municipio rodeado de una entidad en crisis.
Pregunta. ¿Por qué cree que le dejaron ese mensaje y quién?
Respuesta. Hay ciertos hechos que hay que retomar para hablar de lo que sucedió en la madrugada del lunes. El sábado fui a un debate organizado por el INE [Instituto Electoral] donde dije que se había vendido un predio municipal en un 30% por debajo del valor comercial. Que el candidato actual de Movimiento Ciudadano, Juan José Frangie, asistió a poner la primera piedra del hotel incluso antes de que se realizara la venta. Una transacción que le costó 20 millones de pesos al Ayuntamiento [alrededor de un millón de dólares]. También denuncié el domingo en un evento afuera del Palacio Municipal que había aumentado el crimen, la reducción de recursos a la comisaría, las medidas sanitarias contra la pandemia han sido insuficientes... Unas horas después de esto aparece la intimidación.
P. ¿Qué implica este gesto para el tono que está tomando la campaña política en Jalisco?
R. Es un círculo de violencia que tiene que acabar ya. Por eso me he tomado el día para hacer las denuncias correspondientes. Que nos dejen una cabeza de cerdo es cruzar una línea que no vamos a permitir que se siga cruzando. Es un límite para los que queremos hacer la política de manera cívica, por eso hice responsable de la seguridad de mi familia, de mi equipo, al candidato de Movimiento Ciudadano. No es posible que normalicemos este tipo de actos.
P. ¿Qué sintió cuando vio la amenaza?
R. Para mí es evidente es que estamos empezando a denunciar cosas que es importante que se sepan, estamos trabajando por una alternativa honesta. Lo que sentí es que tenemos que seguir adelante. Viene la molestia, la tristeza, el miedo. Hemos tenido miedo por muchos motivos en esta ciudad. Y es importante que le hagamos frente. He visto este rechazo en este tipo de manifestaciones. Así que tomaré las precauciones que toquen para que cuidar del equipo. Pero para atrás, ni para tomar vuelo.
P. ¿Cuando vio la amenaza no pensó en el crimen organizado?
R. Se trata de un tema electoral, por eso lo hemos denunciado de esta manera. Aunque también vamos a demandar por amenazas.
P. ¿Cómo observa la entidad, y sobre todo la zona metropolitana de Guadalajara, tras los homicidios, embolsados, balaceras en la vía pública…?
R. La percepción de inseguridad ha venido en incremento. La percepción de confianza con las policías va decreciendo también: un 54% se siente nada confiada en ellas. Lo que terminamos viendo en las noticias de Jalisco y la zona metropolitana es que vivimos en un momento de crisis, que necesitamos una estrategia de seguridad mucho más integral, que permita generar oportunidades educativas, de prevención, de acceso a la justicia. Esta falta de visión compleja de la inseguridad afecta a todos los municipios de Jalisco. Sí se puede salir de esto. Hay que aprender otros casos, por ejemplo Medellín (Colombia), que definió la pacificación a través de la educación y estrategia de involucramiento de las comunidades y los jóvenes.
P. Hemos observado altos índices de impunidad en uno de los municipios con mayor número de policías y más recursos del Estado, como es Zapopan. ¿Cree que es posible que en una de las zonas más azotadas por el crimen organizado, donde tiene su sede el poderoso Cartel Jalisco Nueva Generación, esto se resuelva?
R. Es que hasta ahora el control de la seguridad ha sido político. No está orientado a presentar resultados, a prevenir, a construir confianza. Así es muy difícil que los buenos policías hagan bien su trabajo. Nuestro modelo busca romper con eso, que el control lo tenga la policía e impulsar controles democráticos dentro de la organización. La policía es el último eslabón de una larga cadena, es muy importante, pero no es el único para garantizar la paz y la seguridad municipal. No hay forma de enfrentar la inseguridad sin enfrentar el déficit educativo, económico, si no se accede a la justicia y se acompaña a las víctimas. No hay forma de tener paz si lo político no atiende para servir, si lo político es para generar negocios.
P. Desde que comenzó en política como candidato independiente ha buscado representar a una generación de jóvenes indignada ante la falta de oportunidades. Hoy miles de ellos se manifiestan también por el asesinato de compañeros, la desaparición de amigos... ¿Ha cambiado el contexto violento su forma de hacer campaña desde 2015 hasta ahora?
R. Ha sido complicado, además de por el tema de la inseguridad, por los procesos de degradación del medio ambiente, de las redes comunitarias y de la crisis de la covid. Todo esto en conjunto ha construido este contexto de emergencia que parte de mi generación le toca doble. Somos una generación que tenemos miedo a salir a la calle, dificultades de encontrar trabajo, para poder llegar a la universidad y a la que no se escucha cuando habla de la crisis climática. Es también una lucha generacional que no tengamos a un amigo en las listas de desaparecidos. Buena parte del malestar recae en no sentir que las instituciones nos están respondiendo.
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