Biometría y universo touchless, comodidad y poder financiero
La seguridad y confort a la hora de comprar tiene en las soluciones biométricas a uno de los aliados más sorprendentes de la última década, al reforzar nuestra seguridad financiera y regresar el sentido personal y único de nuestra economía personal.
Comprar lo que queramos en el momento que lo deseemos de forma realmente cómoda y segura era hasta hace poco, y pese a las soluciones tecnológicas enfocadas de los últimos tiempos, una fantasía que parecía lejana. Sin embargo, el complejo entorno de los casi dos últimos años fue clave para su verdadero aceleramiento y consolidación.
La distancia y la restricción física fue, en cierto modo, un llamado a la actualización y coordinación tecnológica enfocada a las compras, tanto por parte de los consumidores como de los pequeños y grandes negocios, dos polos de un mismo ecosistema que tuvieron que aprender a comunicarse para obtener los máximos beneficios de una transacción que fuera los más cómoda, práctica y segura.
Esta adaptación, al encontrarse con la urgencia de los tiempos y el dinamismo previo que ya venía resolviendo el comercio electrónico en el mundo, hoy ha facilitado que los líderes fintechs regionales incorporen más y mejores caminos para hacer uso de nuestro dinero con un ecosistema de seguridad mucho más robusto, pero a su vez más fácil de usar, completamente personalizado y adaptado a nuestros intereses, preferencias y necesidades.
Con especial atención en la identidad, los accesos y el blindaje de la información sensible y nuestro patrimonio, el último lustro ha logrado empujar las tecnologías biométricas a favor de nuestra comodidad y seguridad financiera bajo la máxima real de que cada persona es única en el mundo y distinta a los demás.
Este ecosistema en donde biología, tecnología y soluciones financieras de alto rango se han integrado con fluidez y resultados óptimos y fascinantes en ámbitos de compra en donde el tiempo, la protección, así como la eficacia y la sencillez son elementos ligados a la calidad y la competencia. Identificación facial, huellas dactilares, reconocimiento de voz y más allá para garantizar un nuevo ecosistema de pagos, en donde el comprador tiene el verdadero poder.
Hotelería, transporte, banca, compras internacionales, transacciones digitales y un sinfín de rubros más han probado ya estas tecnologías emergentes, inspirando a su vez más y mejores soluciones financieras, prescindiendo en su paso de los billetes, cheques o el uso de uno o más dispositivos o acciones físicas. Pensemos por ejemplo en ir a sucursal y formarnos tres veces, una con asistente, otra en ventanilla y una más en cajeros para validar procesos, apps, procesos o soluciones relacionadas, perdiendo tiempo, paciencia y eficacia.
Con el reciente aumento en la adopción de tecnologías sin contacto, códigos QR, la biometría, así como la criptodivisas, se abre también un nuevo umbral de posibilidades tanto para el consumidor, quien está experimentando beneficios claros en sus compras en torno a la comodidad, la eficacia, la disponibilidad, seguridad y velocidad, como para las empresas y negocios, quienes se benefician de una cartera de clientes más amplia, diversas y fiel, a la cual pueden atender mejor y mejorar sus experiencias de compra al ahorrarles tiempos, procesos, visitas físicas y eventualidades recurrentes de cualquier índole, tales como insuficiencia de saldo, olvidó de tarjeta, fallo en aplicaciones, entre otras.
En la antesala de un ecosistema financiero más cómo y seguro, Walter Pimenta, VP senior de Productos e Innovación de Mastercard LAC, reflexiona entorno a que los nuevos hábitos de compra exigen una adaptación mucho más rápida y puntual por parte de los comercios, tanto en una palestra física como virtual. “Para responder a las demandas de los consumidores, los comerciantes no sólo deben actualizar sus terminales sino también velar por la seguridad de los datos de sus clientes (...), quienes quieren asegurarse que las opciones de pago ofrecidas por los comerciantes sean fiables.”, asegura el ejecutivo.