La violencia del narco se desata en Zacatecas y deja al menos 18 muertos en un choque entre cárteles
El enfrentamiento entre las organizaciones criminales de Jalisco y Sinaloa arrecia y golpea a las comunidades de ese territorio de México, que acumula esta semana al menos 30 fallecidos
La violencia del narco mexicano no tiene freno en Zacatecas, donde esta semana las ejecuciones y el fuego cruzado entre organizaciones criminales han dejado cerca de 30 muertos. Este viernes, al menos 18 personas fueron asesinadas en el municipio de Valparaíso en el enésimo enfrentamiento entre cárteles, según han confirmado las autoridades. El Estado es escenario de una guerra cada vez más sangrienta entre las redes de narcotraficantes más poderosas d...
La violencia del narco mexicano no tiene freno en Zacatecas, donde esta semana las ejecuciones y el fuego cruzado entre organizaciones criminales han dejado cerca de 30 muertos. Este viernes, al menos 18 personas fueron asesinadas en el municipio de Valparaíso en el enésimo enfrentamiento entre cárteles, según han confirmado las autoridades. El Estado es escenario de una guerra cada vez más sangrienta entre las redes de narcotraficantes más poderosas de México: Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, que buscan hacerse con el control del territorio.
El choque se produjo en la comunidad de San Juan Capistrano, en una zona aislada y muy cerca de los límites con los Estados de Jalisco y Nayarit. Los efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional y la Fiscalía que acudieron hasta el lugar localizaron tres vehículos acribillados. El secretario de Seguridad de Zacatecas, Arturo López, ha asegurado que según las investigaciones estarían involucrados los integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación y del Cartel de Sinaloa. Otras fuentes recogidas por medios locales elevan el balance de las víctimas a más de una treintena.
Este solo es el último episodio de una guerra que siembra el país de cadáveres y subyuga a las comunidades. El pasado fin de semana en Fresnillo, el municipio donde más cunde el miedo entre los vecinos, según unos datos publicados en abril por el Instituto Nacional de Estadística, contó al menos cuatro hombres colgados en puentes. Esta semana sufrió el asesinato a sangre fría de siete personas en una casa. El mismo día, el miércoles, el horror golpeó Zacatecas, la capital del Estado, donde dos policías de San Luis Potosí fueron ejecutados y exhibidos suspendidos en otro viaducto.
Otro de los territorios más azotados por la violencia que desborda a las autoridades y al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador es el Estado fronterizo de Tamaulipas. Reynosa, una de sus principales ciudades, sufrió hace días el espanto de una de las lógicas perversas del crimen organizado: la demostración de fuerza de grupos de hombres armados que sembraron el terror asesinando al azar a una quincena de personas, albañiles, enfermeros, estudiantes, familias.
La masacre sobrecogió a la ciudad fronteriza acostumbrada convivir con la violencia y el presidente se pronunció sobre los asesinatos. “La información que quiero trasmitir a ustedes va en el sentido de que hechos lamentables en Reynosa, Tamaulipas, le costaron la vida a inocentes, 14 personas inocentes, porque todo indica que no fue un enfrentamiento, sino que fue un comando que disparó a gente que no estaba en plan de confrontación”, lamentó.
Al margen de este episodio, el discurso del Gobierno trata de rebajar la dimensión de violencia por la que atraviesa México y el mandatario insiste en que el país se encuentra en paz y que las ejecuciones representan una excepción. El control social que llegan a ejercer los cárteles de narcotraficantes, sin embargo, ha llevado a la desesperación a miles de campesinos y comunidades rurales enteras. Alrededor de 3.000 productores de aguacates se han levantado en armas contra los criminales de Jalisco Nueva Generación, liderados por El Mencho, y otros grupos menores como Los Viagras. “Nos piden mucha cuota y no tenemos a quién reclamar. El campo no tiene gobierno en Michoacán”, señalaba este mismo viernes en declaraciones a EL PAÍS José Luis Mata, un productor de Uruapan.
Estos trabajadores aseguran que el Estado no ha logrado protegerlos de las redes de narcotraficantes. Aun así, el presidente rechaza rotundamente la conformación de este tipo de milicias. “No soy partidario de que la gente se arme y forme grupos para enfrentar a la delincuencia. Porque eso no da resultados y a veces en estos grupos se infiltran maleantes”, ha defendido durante su conferencia de prensa matutina. “No deben existir guardias blancas, no deben existir autodefensas”, ha enfatizado.
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