¿Buscar la verdad?
El periodismo se mueve, justamente, en ese hielo finísimo que conecta los datos categóricos y las certidumbres estadísticas con las opiniones, las reacciones y las interpretaciones
La verdad es unívoca pero la realidad es múltiple. Esto significa que nadie puede escaparse, por ejemplo, al poder de la ley de la gravitación universal, pero que todos estamos sujetos a interpretar sus efectos desde perspectivas diferentes, conformadas (o deformadas) por nuestra edad, cultura y educación, por nuestro entorno y talante, por nuestros idearios y creencias. El periodismo se mueve, justamente, en ese hielo finísimo que conecta los datos categóricos y las certidumbres estadísticas con las opiniones, las reacciones y las interpretaciones.
Todos podemos diferir en los m...
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La verdad es unívoca pero la realidad es múltiple. Esto significa que nadie puede escaparse, por ejemplo, al poder de la ley de la gravitación universal, pero que todos estamos sujetos a interpretar sus efectos desde perspectivas diferentes, conformadas (o deformadas) por nuestra edad, cultura y educación, por nuestro entorno y talante, por nuestros idearios y creencias. El periodismo se mueve, justamente, en ese hielo finísimo que conecta los datos categóricos y las certidumbres estadísticas con las opiniones, las reacciones y las interpretaciones.
Todos podemos diferir en los motivos de que un juego de futbol termine 3 a 1 (que si el árbitro o el VAR, que si las lesiones o la motivación, que si el estado físico o mental de tal o cual futbolista), pero el 3 a 1 seguirá allí, en el marcador y la historia, por muchas explicaciones que le demos y reacciones que consignemos. Los medios, claro, podemos registrar toda la inmensa paleta de opiniones y consecuencias sociales y políticas en torno a un hecho, por más extremos controversiales que se lleguen a tocar en el camino. Pero lo que nunca debemos es convertirnos en émulos de los mentirosos profesionales que dicen que un 3 a 1 no es tal y nunca sucedió si es que el marcador se produjo en contra de su equipo.
En muchas ocasiones, o casi se diría que por sistema, para que esa realidad compleja y contradictoria pueda leerse con un sentido intelectual y ético pleno, y para desvanecer la sombra mezquina de las fake news, tan en boga gracias a la multiplicación de presidentes mitómanos, al periodismo no le queda más remedio que sacarle la vuelta a las declaraciones oficiales, y a las toneladas de palabras y versiones articuladas en torno a un tema, y buscar algo más allá de las “realidades” parciales y fluctuantes. Me refiero a buscar la verdad objetiva o lo más parecido a ella que podamos encontrar.
Este domingo apareció la primera entrega de The Cartel Project, una iniciativa de investigación realizada por un equipo de sesenta reporteros provenientes de veinte medios, entre los que se encuentran El País, Le Monde, The Washington Post, The Guardian, Proceso, Die Zeit y otros más, y coordinados todos por la plataforma Forbidden Stories. La idea detrás del proyecto es dar continuidad a las historias y las indagaciones de periodistas que perdieron la vida debido a su profesión. Profesionales a los que quisieron callar para que ciertas verdades permanecieran enterradas y lejos de la discusión pública.
Esta primera entrega se dedicó al trabajo de Regina Martínez, periodista veracruzana que fue asesinada en abril de 2012, durante el sexenio del tristemente célebre gobernador Javier Duarte, luego de revelar los vínculos de funcionarios de su administración y la de su antecesor, Fidel Herrera, con el crimen organizado. La muerte de Regina, colaboradora de Proceso, entre otros medios, envió un mensaje de sangre a la prensa mexicana y anunció una época de terror para
todo el gremio. Cinco docenas de profesionales de los medios han sido asesinados desde entonces, ante la pasividad y el cinismo de las autoridades federales y estatales mexicanas. Incluso hoy, y a imagen y semejanza de lo que hicieran, en su momento, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el presidente Andrés Manuel López Obrador considera a la prensa como un enemigo político, con el que sostiene una lucha retórica sin cuartel. Y, entretanto, crecen las amenazas a la libre expresión y se sostiene la impunidad de los crímenes en su contra.
Por eso es importante el trabajo de The Cartel Project. Por eso, tanto quienes la conocimos y leímos como quienes apenas este domingo descubrieron quien fue, debemos recordar el trabajo y el nombre de una periodista como Regina Martínez.