El populismo de Petro

El problema que enfrenta el nuevo gobierno es la pretensión de arreglar todos los problemas que afectan al país en lo social y en lo económico

Gustavo Petro, durante la ceremonia de entrega de sus credenciales presidenciales.Europa Press

Las contradicciones de la palabra populismo vienen al caso por cuenta de la elección de Gustavo Petro como presidente electo de Colombia. El presidente ha sido calificado de populista al igual que su contendor en la segunda vuelta presidencial, el ingeniero Rodolfo Hernández; no para todos las personas es igual el significado de populista. Para muchos tratadistas, contradictores o no del presidente, populista es el que promete “el oro y el moro” para hacerse elegir a sabiendas de que el cumplimiento de sus promesas sea incierto. Para otros, es un defensor de la clase popular, amigo del pueblo....

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Las contradicciones de la palabra populismo vienen al caso por cuenta de la elección de Gustavo Petro como presidente electo de Colombia. El presidente ha sido calificado de populista al igual que su contendor en la segunda vuelta presidencial, el ingeniero Rodolfo Hernández; no para todos las personas es igual el significado de populista. Para muchos tratadistas, contradictores o no del presidente, populista es el que promete “el oro y el moro” para hacerse elegir a sabiendas de que el cumplimiento de sus promesas sea incierto. Para otros, es un defensor de la clase popular, amigo del pueblo.

El historiador Marco Palacios, ex rector de la Universidad Nacional, le dedicó al tema del populismo un examen sobre las implicaciones que se derivan de este concepto. Habla de la “desventaja de no haber tenido (en nuestro país) Estado populista” como en Brasil, Argentina, México, Chile, Perú y Venezuela, y habernos ahorrado gran parte de las violencias posteriores lo mismo que las secuelas degenerativas en el tejido social colombiano. Es una especie de mal menor, de pecado venial, para integrar al pueblo a la nación y fortalecer al Estado, dándole legitimidad popular mediante simbolismos y fórmulas institucionales de inclusión y negociación e inhibiendo la violencia como método apto para lograr el cambio social. Palacios se refiere para evitar equívocos, al populismo frustrado de Jorge Eliécer Gaitán, el modelo proteccionista, la sustitución de importaciones. La protección industrial. Un nacionalismo económico como condición inestable de intereses, nuevos industriales, nuevas clases medias, sindicatos y sectores obreros.

“El gradualismo una concepción según la cual ascendemos gradualmente la escala de la civilización nos ha llevado a ascender en la escala de la civilización por la vía de la economía de mercado. En tanto ese ascenso distribuye inequívocamente sus beneficios, o disloca el sistema orgánico de la sociedad, tendremos una mayor propensión al intervencionismo estatal o al populismo”.

El presidente Petro se acerca mucho a esta tesis palacista de un estatismo fuerte en oposición al gradualismo de 1990 que “nos ha llevado a una de las peores crisis económica de que se tenga noticia”.

En el pasado, llegó al exceso de “dividir a la sociedad entre el pueblo puro que él dice encarnar y la élite corrupta”. Hoy, con el poder entre el bolsillo ha moderado su lenguaje en busca de un Acuerdo Nacional.

El problema que enfrenta el nuevo gobierno es la pretensión de arreglar todos los problemas que afectan al país en lo social y en lo económico. Una mirada rápida deja claro el tamaño de la paella. Empecemos: Uno, el mayor reto es la superación de las desigualdades sociales. Exigen lograr mayor gasto público social y mayor eficiencia en todos los ámbitos de gobierno y un aumento de los ingresos tributarios. Dos, las priorizaciones de los gastos son un elemento esencial, dadas las inmensas demandas y promesas de campaña. Tres, los retos de corto plazo, asociados a la inflación, especialmente alimentos, que exigen aumentar el apoyo de ingresos a los hogares pobres y vulnerables. Cuatro, la tasa de empleo del 11% es una de las más altas de America Latina y está por encima de los niveles de un dígito entre 2013 y 2018. Cinco, el resultado mediocre de crecimiento de 3,5% por año entre 1990-2019 ha estado acompañado de un estancamiento o retroceso de la productividad, una fuerte desindustrializacion y el retroceso de varios renglones agropecuarios. Seis, impulso decidido a la banca de desarrollo para avanzar en productividad en todos los sectores y lograr diversificar nuestro sector exportador, que sigue dependiendo excesivamente de las exportaciones de petróleo y carbón. Siete, el aumento y la diversificación de las exportaciones debe ser una de las principales prioridades de la política económica dado el altísimo déficit en cuenta corriente . Ocho, impulsar la investigación de los gremios sectoriales agrícolas, en particular la familiar para los cuales la exportación de frutas y legumbres y los que pueden sustituir las importaciones masivas de alimentos. Nueve, la sostenibilidad ambiental debe ser prioridad de la investigación, incluyendo el uso de insumos orgánicos y la articulación con el medio ambiente. Diez, redistribución de tres millones de hectáreas e incluir la culminación del catastro multiproposito.

Se me acabó el espacio y debo interrumpir este chequeo de tareas presidenciales que han sido tomadas, casi textualmente, del artículo elaborado por el nuevo Ministro de Hacienda Jose Antonio Ocampo en el diario El Espectador y se quedó bastante material entre el tintero. Este es el populismo del presidente Petro. ¿Podrá cumplir?

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