Los votos que ya suma y lo que le faltaría a Petro para ganar la Presidencia
El líder de la izquierda se impuso a Fajardo en su pelea por el espacio alternativo gracias al voto urbano y periférico, pero lo perdido por el camino le dificulta alcanzar la mayoría para ganar
Durante la década pasada se dio una pelea política especialmente intensa por liderar el espacio alternativo. Sus protagonistas fueron Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Y el premio era un caudal de votos que, según cómo se midiera, podía producir una mayoría suficiente como para alcanzar la Presidencia de Colombia: una mitad del país por la paz con las FARC, un consenso emergente en torno a la demanda de cambio en las elites gobernantes, y un movimiento paulatino pero decidido del votante mediano hacia posiciones de centro-izquierda tanto en economía como en libertades individuales. El pasado 29 ...
Durante la década pasada se dio una pelea política especialmente intensa por liderar el espacio alternativo. Sus protagonistas fueron Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Y el premio era un caudal de votos que, según cómo se midiera, podía producir una mayoría suficiente como para alcanzar la Presidencia de Colombia: una mitad del país por la paz con las FARC, un consenso emergente en torno a la demanda de cambio en las elites gobernantes, y un movimiento paulatino pero decidido del votante mediano hacia posiciones de centro-izquierda tanto en economía como en libertades individuales. El pasado 29 de mayo Petro se coronó como como vencedor indiscutible al multiplicar por diez la votación de Fajardo. El mapa de caídas del centro político municipio a municipio pinta profundos agujeros en el corazón del país.
En paralelo, Petro sumó especialmente en las zonas costeras del país, sobre todo en el Pacífico, pero no tanto en los otros espacios dejados por Fajardo.
El crecimiento del petrismo en el Pacífico se apoya muy probablemente en su formula vicepresidencial. Francia Márquez aúna su historia de militancia con la representación descriptiva de la nutrida población afroamericana en la zona. De hecho, es posible que su presencia, unida al profundo efecto que tuvieron las movilizaciones del Paro Nacional en el Valle, Cauca, Chocó y alrededores, hayan sacado a votar a abstencionistas y nuevas generaciones. No en vano, allá es donde más ha crecido la participación en comparación con la primera vuelta de 2018, que ya fue inusualmente concurrida con un 53% de los habilitados ejerciendo su derecho (pasaría de 54% este año).
En cambio, el Caribe perdió fuelle electoral. Este es un territorio que en las últimas elecciones ha sido clave para los alternativos, así que en este hueco de abstención está una de las mayores oportunidades de Petro para crecer. Más difícil parece que aproveche esa misma oportunidad hacia el oriente. Primero, porque Rodolfo Hernández ha penetrado con una fuerza inusitada en lo que a fin de cuentas es la región que le vio nacer. Segundo, porque es un territorio que le resulta más ajeno tanto a él como a su movimiento.
El otro gran activo territorial del petrismo son las ciudades. Solo en Bogotá le sumó 670.000 más votos a los logrados en la primera vuelta de 2018. Pero también en Cali o Buenaventura, escenarios centrales de lo más duro de las movilizaciones sociales de los últimos años, sumó decenas de miles de apoyos nuevos. Una vez más: el Pacífico.
Con estos datos sobre la mesa, ¿cómo podría Petro terminar de cerrar la brecha que aún le falta hasta la Presidencia? La respuesta no es obvia. A todas luces, el petrismo ya absorbió una buena parte de lo que podía sacarle al centro. Si resulta que la abstención diferencial territorio a territorio está mediada por la división ideológica o por la partidista/clientela (probablemente lo esté por ambas), tal vez estemos hablando de votos que no sea factible atraer desde el extremo izquierdo.
Esto es especialmente llamativo siendo que objetivamente muchas de las posiciones que defiende Petro son populares entre los votantes. Volviendo a la lista original: primero, Petro es el candidato que mejor ha conectado con la mitad menos 50.000 votos que apoyó el proceso de paz en el plebiscito de 2016.
Segunda, las posiciones mas frecuentes de los votantes en asuntos como la petición de más apoyo para el bienestar material por parte del Estado son cercanas a las de Petro.
Por último, la demanda de recambio en las élites y fatiga con el sistema al que lleva años opositando más desde fuera que desde dentro es abrumadoramente mayoritaria.
¿Qué falla? Desde un punto de vista estricto de competición electoral, es posible defender que Petro es pese a todo menos competitivo que sus dos últimos rivales. Tanto Duque en 2018 como Hernández en 2022 han logrado venderse como renovadores y moderados en lo social. Petro, a pesar de su tránsito hacia la moderación dialéctica, podría seguir encajado en el extremo para muchos votantes.
La izquierda necesita tanto sumarse votos como restarle al rival. Al fin y al cabo, un porcentaje aumenta si disminuye el denominador de la división que lo produce, en este caso el total de votantes. Para que los alcanzables por Petro basten para ganar la Presidencia parece inevitable que Rodolfo no cumpla con sus potencialmente altas expectativas de movilización.