La Gran Guerra, desde dentro. Como vivencia personal. Nunca fue tan próxima, tan íntima y a la vez tan terrible la experiencia bélica de ese conflicto, con todos sus cañones, su sufrimiento atroz y sus múltiples ejércitos y escenarios -el Somme, Verdún, Ypres, Marne, Chemin des Dames, sí, pero también los menos conocidos, como Mesopotamia (el asedio de Kut Al-Amara) o el África del Este-.
La belleza y el dolor de la batalla completa un mosaico de la I Guerra Mundial a partir de historias como las de Florence Farmborough (izquierda), enfermera inglesa que sirvió en el Ejército ruso. O la de Kresten Andersen, soldado alemán de origen danés (a la izquierda, en la imagen de en medio) y el artillero neozelandés Edward Mousley.
ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS | Madrid
CARMEN DEL VAL | San Petersburgo
El coreógrafo formaliza su amenaza al INAEM por correo electrónico - Hoy el bailarín se estrena al frente del ballet del Mijáilovski en San Petersburgo
VICENTE SOBRINO | Valencia