Internacional
Ola de cambio en el mundo islámico
| Revuelta popular en Libia
Muamar el Gadafi se aferra rabioso al poder. "Nunca me iré, moriré como un mártir", espetó el dictador en un discurso interminable (75 minutos) en su primera intervención pública en directo desde que, el 15 de febrero, estalló la revuelta en Bengasi, a unos 1.000 kilómetros al este de Trípoli, y que el dictador ya tiene a las puertas de su palacio.
Muamar el Gadafi siempre ha debido ser consciente de que el Ejército de Libia -un país dominado por las castas tribales- no obedecería órdenes tan trascendentales como las de disparar a la población. O que no seguiría ciegamente al líder.
Unas cuantas maletas y mucho miedo es lo único que traen consigo los refugiados libios que consiguen llegar a Ben Garman, la ciudad tunecina que encuentran tras traspasar la frontera occidental y dejar atrás las bombas y los disparos con los que el coronel Muamar el Gadafi trata de someter a su pueblo.
Propia de una ciudad sin ley, la escena se ha hecho habitual en Trípoli en las últimas 48 horas. Un coche, con una gran foto de Gadafi en la luna, se pasea por la calle y, al cruzarse con un grupo de personas en una esquina o a la puerta de un edificio, puede verse cómo se bajan las ventanillas y del interior sale una ráfaga de disparos.
El secretario de Estado de Comercio Exterior, Alfredo Bonet, ha ordenado la apertura de un expediente para revocar las licencias vigentes de venta de material militar a Libia, según fuentes del Ministerio de Industria. El Gobierno ha decidido aplicar el Código de Conducta de la UE, que prohíbe la exportación de armas a países en conflicto.
El mercado energético
La aplicación de sanciones económicas, especialmente la suspensión de las actividades de las compañías de petróleo que operan en Libia, se perfilaba ayer como una de las medidas que la Administración norteamericana y otros Gobiernos del mundo pueden considerar como respuesta a la decisión de Muamar el Gadafi.
ENI, principal empresa italiana del sector de la energía, cortó ayer el suministro de gas de sus centros de extracción en Libia a Italia. El caos y la violencia que azotan el país norteafricano han forzado el cierre del gasoducto Greenstream.
La petrolera Repsol YPF se unió ayer a las grandes compañías que han decidido suspender sus actividades en Libia y repatriar al personal y sus familias lo antes posible. En un comunicado, la empresa justificó su decisión "ante la situación de violencia e incertidumbre" que vive el país norteafricano.
La posición de Europa
Catherine Ashton, coordinadora de la política exterior europea, pareció ayer dar un inusual golpe en la mesa al anunciar que la Unión Europea va a suspender las negociaciones para establecer un acuerdo marco de relación bilateral con Libia, un frustrante empeño desde hace años de la Unión.
Desde 1979, cuando se produjo la revolución islámica del ayatolá Ruholá Jomeini, ningún barco con bandera de Irán había cruzado el canal de Suez. Hasta ayer. Dos buques de guerra iraníes, una fragata y una nave de suministros, pasaron por el Canal con destino a Siria, el gran aliado estratégico de Teherán.
El análisis
M. Á. BASTENIER
Tensión en el golfo Pérsico
La oposición de Bahréin logró organizar ayer la mayor protesta contra el Gobierno de los Al Jalifa hasta ahora. Decenas de miles de ciudadanos, hasta 100.000 según algunos observadores, marcharon desde el barrio de Seef hasta la plaza de la Perla, convertida en símbolo de la contestación al régimen.