"Todo se puede perder en un instante"
El cineasta está sentado en una butaca junto al escritor. La proyección de la película ha terminado y Fernando Meirelles mira de reojo a José Saramago. Espera su reacción. Silencio. "No dice nada. Mmm..., no le ha gustado", piensa en su fuero interno. Hasta que repara en que el silencio esconde el sentimiento del novelista.