Ingenio español en la ciudad megalómana
Astaná, la capital de Kazajistán, comienza a atraer a arquitectos y constructores españoles dispuestos a participar en el peculiar desarrollo de esa caprichosa y variopinta urbe, que ha sido calificada de "Brasilia de la estepa centroasiática", y que responde a la voluntad política y a la visión urbanística particular del presidente del país, Nursultán Nazarbáyev.