Suspenso a la Escuela de Mareo
MARIO DÍAZ | Gijón
Como ocurre con los adinerados que acaban en la ruina, en el Sporting de Gijón no hay día sin un sobresalto que le recuerde su mísero estado. Instalado en la mediocridad de Segunda, con 50 millones de deuda y sometido a la Ley Concursal a instancias de un acreedor, el club asiste impotente al derrumbe de su seña de identidad: Mareo.