La tormenta tropical Vince, que dejó el martes 86 litros por metro cuadrado en Córdoba y causó numerosas inundaciones, dejó ayer la capital, que se mantuvo en alerta ante la persistencia de fuertes lluvias, aunque de menor intensidad que las registradas 24 horas antes. Los más de 21 litros por metro cuadrado que se recogieron ayer fueron suficientes para volver a convocar el comité municipal de emergencia.
El temporal llegó ayer a Cataluña, pero no con la fuerza que pronosticaron los meteorólogos. Las precipitaciones afectaron a la mayor parte del territorio, aunque con una intensidad moderada. Las comarcas del litoral de Tarragona y de Girona fueron las más afectadas por el agua, que también cayó copiosamente sobre algunas localidades del Maresme. Sin embargo, la lluvia tuvo una presencia testimonial en las comarcas del Pirineo y el Prepirineo, una zona donde nacen buena parte de los ríos catalanes.
La Concejalía de Medio Ambiente tiene entre manos un proyecto para triplicar el exiguo caudal del río Manzanares a su paso por la ciudad: planea construir una tubería de más de 11 kilómetros y bombear a través de ella agua reciclada de la depuradora de La China, al sur de la capital, para verterla después a la altura de la depuradora de Viveros, al noroeste.
Las luces de alarma se han encendido ante la reforma del Estatuto catalán, como antes ocurrió con el proyecto vasco, según el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, quien, una vez más, se ha lanzado a la arena política y partidista en su carta pastoral de la semana, alineándose con los sectores más conservadores.
El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) de las operaciones asimiladas a la importación ha abierto una brecha entre las tres haciendas forales. Hasta marzo de este año su recaudación la realizaba Aduanas, la Administración central, y posteriormente lo cobraban las haciendas vascas vía ajustes generales de IVA.