El martirio de vivir entre obras
"Pongo la música muy alta porque esto no hay quien lo soporte". Lo dice Avelino José Bango, un comerciante de la calle de la Montera al que las obras de construcción de la macroestación de Sol-Gran Vía le han dejado en un exilio forzoso. Su tienda está escondida entre vallas, operarios, grúas, martillos neumáticos y ruidos continuos.