"Creo que soy mejor escritor que pintor. Y en esto coincidía con mi padre. Lo importante de mi escritura no es el estilo, ni la sintaxis, ni los recursos discursivos; lo importante de mi escritura es sencillamente lo que digo, y esto llegará el día en que será aceptado".
Un hablador voraz de edad incierta, que despacha como al pasar "verdades incómodas". "Nano nació a golpes, sin precisión ni cálculo. Se me apareció un día cuando buscaba ponerle voz a mi ciudad", recordó ayer Suso de Toro al definir a ese "Hamlet de barrio" cuyas andanzas ha reunido en El príncipe manco.
Una pareja aparentemente normal oculta en el sótano de su chalé burgués un macabro tesoro: los cadáveres de sus víctimas, jóvenes secuestradas sometidas a todo tipo de torturas y vejaciones sexuales.
"Antonio del Castillo ha sido y es un pintor desafortunado", afirmó ayer el historiador del arte Benito Navarrete en la presentación en el Museo del Prado de la monografía y catálogo razonado del artista barroco (Córdoba, 1616-1668).