Con el alma en las manos
Bene y Judith hablan con todo el cuerpo, pero no emiten sonido alguno. Se expresan con los gestos dulces y enérgicos, pausados o irritados de cualquier conversación, reproduciendo el tono de la voz del otro, pero siempre con la textualidad de movimientos de la lengua de signos española (LSE), un idioma que busca reconocimiento oficial. Ellas fueron ayer en el Senado intérpretes de esta lengua que hicieron historia, al convertirse en las primeras que la utilizaron de forma oficial en las Cortes.