ÁLEX DE LA IGLESIA APUNTA... Y DISPARA
Es verano en Madrid. Hace más de cuarenta grados y por alguna razón que no recuerdo, carezco de aire acondicionado. Las gotas de sudor me hacen cosquillas, en su incierto viaje por mis formas oblongas, refugiándose en ocultos michelines inexplorados por el hombre. Escribo estas líneas en calzoncillos, única vestimenta posible si se desea sobrevivir a este calor inhumano. Mi aspecto es cada día más deplorable, si cabe.
El director ha renunciado a las glorias del verano para acabar la posproducción de '800 balas', filme sobre los especialistas de 'spaghetti westerns' que sobreviven en Almería. Él mismo cuenta la agonía de un trabajo apasionado en el que se lo juega todo.