Israelíes y palestinos luchan contra la mutua desconfianza que impide una salida pacífica
Al menos hay algo en lo que todos están de acuerdo en Sharm el Sheij: no hay otra salida que la paz. Lo ha repetido el primer ministro israelí, Ehud Barak, convencido de que el momento llegará a pesar de que cuestiona a Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Palestina, como interlocutor, y lo han admitido los propios dirigentes palestinos, que saben de la desesperación de su pueblo ante la falta de avances en el proceso de paz. ¿Qué impedía entonces el acuerdo? Los muertos, los heridos, los secuestrados, las imágenes de la televisión y, sobre todo, la desconfianza mutua.