Unas cien mil personas convergieron ayer hacia el Palacio de Justicia, donde quedó instalada a la una de la tarde la capilla ardiente de tres de las víctimas del atentado ocurrido en la noche del pasado lunes en un despacho de abogados labora listas de Madrid. En un clima de sereno dolor, decenas de miles de personas desfilaron ante la capilla ardiente o se congregaron en los alrededores. Fuertes efectivos policiales acordonaron la céntrica zona de Colón, sin que tuvieran ocasión de intervenir. En un helicóptero, el rey don Juan Carlos sobrevoló el lugar de los hechos, según se informó de fuentes flables, aunque no pudo ser confirmado oficialmente.
Hay dos cosas que inmediatamente sugiere la declaración del Gobierno hecha ayer noche. La primera, la decisión de Suárez de llevar este país a la democracia. La segunda, la necesidad de que el propio Suárez pueda hacer realidad esta promesa, de cuya sinceridad estamos seguros.La declaración de principios sobre los objetivos del Gobierno nos parece acertada. Ratifica anteriores declaraciones y anuncia una ampliación, anhelada, de la amnistía. La nota sobre las medidas de orden público nos parece desafortunada.
En efecto, no se puede enarbolar ahora el decreto-ley antiterrorismo del 75 como bálsamo de Fierabrás. Fue un decreto inoportuno e ineficaz, que no impidió el posterior asesinato a sangre fría de varios miembros de las fuerzas del orden.
Medidas cautelares acordadas en el Consejo de Ministros
La prohibición de celebrar manifestaciones -para evitar la comisión de delitos por parte de grupos extremistas-; las medidas encaminadas a facilitar las detenciones y registros para esclarecer los delitos de terrorismo; la investigación, requisa y ocupación de armas; la expulsión de súbditos extranjeros relacionados con organizaciones extremistas, y la dotación a las fuerzas de orden público de los medios técnicos adecuados y eficaces para el más perfecto cumplimiento de su misión. Estas son las principales medidas adoptadas por el Consejo de Ministros celebrado ayer en el palacio de la Moncloa.