PABLO IBAR
«No recuerdo qué se siente al estar libre. Hasta en mis sueños estoy preso. Si sueño que estoy con mi familia, hay un oficial detrás diciendo que tengo que volver a la celda. (…) Mentalmente sigo siendo un chico de 22 años, no un hombre de más de 40, porque no he vivido. Mi vida paró en 1994.»
Miguel Ángel Silvestre Actor
En julio de 1994 Pablo Ibar, de 22 años, fue detenido durante el asalto a una vivienda en Miami Dade. Su compañero de piso, Álex Hernández, le había pedido que lo acompañara a reclamarles a unos familiares suyos el dinero para liberar a su madre, condenada por vender la droga que esos parientes le suministraron. Se formó un tumulto y llegó la policía. Y, cuando los detectives Paul Manzella y Craig Scarlett capturaron a Pablo, creyeron reconocer en su rostro el mismo que registró la cámara de seguridad de la vivienda de Miramar donde dos asaltantes habían asesinado a Casimir Sucharski, Sharon Anderson y Marie Rogers. Fue acusado y condenado —sin ninguna prueba física en su contra— por el triple asesinato. Nunca ha salido de la cárcel.
Tanya Ibar Esposa
Marisé Álvarez Actriz
“Yo creo que cada uno fabrica su felicidad. No voy a permitir que este proceso, que el Estado de Florida, decida si voy a ser feliz o no. Siempre se lo digo a Pablo”
Pablo llama a Tanya “la roca” y la familia dice que el 80% del mérito de que él no pierda la cabeza (y la esperanza) es suyo. Cuando lo encarcelaron Tanya tenía solo 16 años. Cada sábado, sin fallar uno, condujo 870 kilómetros para verlo, convencida de su inocencia porque, dice, la noche del crimen estaba en su cama. Durante 818 sábados visitó a Pablo en el corredor de la muerte y, ahora que ha de cumplir la cadena perpetua en la prisión de Okeechobee, la mayor de Florida (1.632 presos), pero a solo una hora de su casa, desde luego no faltará junto a él. Creció, maduró, se casó, fue madre con Pablo entre rejas. Sin tocarlo durante años. Ahora no solo le preocupa la libertad de su marido, también el futuro de los dos hijos en común. “Sé que hay gente que los mira y piensa: pobres, acabarán siendo unos gamberros o metiéndose en líos como su padre. Por eso soy muy estricta educándolos, estoy muy encima”.
Fuente documental: En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero.
Cándido Ibar Padre
Ramón Agirre Actor
“Cuando vas a verlo vas contento. Lo más difícil es salir. Tengo que continuar luchando. Esto no es el final. Todo empieza otra vez”
La primera vez que Cándido Ibar visitó a su hijo en el corredor de la muerte no acertó a decirle nada, solo a prometerle que removería cielo y tierra para conseguir dinero para apelar cuantas veces fuera necesario. Promesa que cumplió, tras viajar a Euskadi e involucrar a autoridades españolas. La enfermedad se llevó a su primera mujer y él se mudó con su actual esposa, Paula, a Atlanta, lejos de lo que le recordara su infortunio (sin dejar de visitar a su hijo). La fatalidad siempre ha sobrevolado el apellido Ibar: su hermano, el mítico boxeador José Manuel Urtain, se arrojó en 1992 por la ventana del décimo piso en que vivía, acosado por las deudas. Cándido, que conserva la pertinacia de cuando triunfaba como pelotari en los frontones, ha publicado hace pocas semanas un vídeo en redes sociales confesando que no se detendrá “hasta que le escuche a un jurado pronunciar ‘not guilty”.
Fuente documental: En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero.
Mª Cristina Casas Madre
Laura de la Uz Actriz
“¿Cándido? Han detenido a Pablo. Se lo llevan a Miramar. Lo quieren mezclar con otro caso…”
Mientras Pablo vivía en Conneticut con su padre, entrenándose para ser jugador de cesta punta, Cristina empeoró del cáncer. Cándido y ella, originaria de Cuba, se habían separado. Pablo regresó a Miami para estar junto a ella, pero terminó alojándose en un piso donde eran asiduos pandilleros que traficaban con droga y que involucraron a Pablo, según su relato, en el asalto donde lo detuvieron y a partir del cual comenzó su pesadilla, al identificarlo el detective Manzella con la imagen registrada por la cámara de seguridad de la víctima Casimir Sucharski. Era la madrugada del 14 al 15 de julio de 1994. Desde entonces no volvió a ver a su hijo, la enfermedad, que finalmente la consumió en 1997, tampoco le permitió visitar a su vástago en prisión. Pablo siempre dice que para él fue un alivio que su madre no llegara a verlo condenado a muerte.
Fuente documental: En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero.
Michael Hermano
Pau Poch Actor
“Ser hermano de un condenado a muerte es un problema. Cuando alguien me conoce lo primero que hace es buscar mi nombre en Google. Con los años, he ido dejando de dar explicaciones”
Tras la detención de su hermano, el ambiente se volvió asfixiante para Michael. La policía lo paraba a diario, siempre con una excusa distinta para pedirle la documentación, subirlo al coche patrulla o incluso golpearle o robarle dinero, según su testimonio. Cuando Pablo ingresa en el corredor de la muerte Michael, de apenas 20 años, está separándose de la pareja con la que acaba de tener un bebé. Cayó en tal depresión que, cuenta, en la sala de visita del penal de Raiford donde su hermano esperaba la ejecución era Pablo quien le levantaba a él el ánimo. “Pablo me ha enseñado la habilidad de ser feliz. Lo he pasado mal pero ya no. La gente que te conoce te señala o piensa que mientes por tu hermano. No puedes esconder quién eres. Yo voy a seguir adelante”.
Fuente documental: En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero.
Alvin & George Suegros
Cristina Soler y Vladimir Cruz Actores
“Mamá, esa mañana Pablo estaba conmigo. No voy a dejar que muera por algo que no hizo”
A Alvin y George, padres de Tanya, no les gustaba nada allá por 1994 que su hija saliera con un chico mayor ni las compañías que éste frecuentaba. Pero aun así, cuando se marcharon a Irlanda ambos con su primogénita, aprovechando que Alvin tenía allí un tour guiado, la dejaron sola en casa. La mañana del 27 de junio, cuando llamaron para asegurarse de que todos estaban bien, su sobrina les dio un disgusto: Tanya había dado una fiesta y Pablo se había quedado a dormir. Esa conversación telefónica a priori intrascendente —experiencia común de cualquier padre—, pasó a ser capital. Eran la única coartada de Pablo. Fue durante la rehabilitación tras un accidente de tráfico cuando Alvin, recobrándose, se dio verdadera cuenta de hasta qué punto Tanya estaba convencida de seguir con Pablo pasara lo que pasara.
Poco antes de morir, Cristina, madre de Pablo, les rogó que no abandonaran a su hijo. Y Alvin y George han seguido firmes en su propósito, con Tanya y con Pablo.
Fuente documental: En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero.
Benjamin Waxman Abogado
Nick Devlin Actor
“Siento una presión tremenda, la llevo sobre los hombros desde hace una década. Me veo como algo más que un abogado. Defender la vida de un hombre es una responsabilidad tremenda”
La negligencia del primer abogado, Kayo Morgan —así lo reconocieron el Tribunal Superior de Florida y el propio Morgan en una misiva—, fue determinante para la condena a muerte de Pablo Ibar. Y casi la misma importancia para la repetición del caso, para salvar a Pablo de la pena capital y para insistir con una nueva apelación (hasta que logren la absolución, repiten) ha tenido el arribo a la defensa de Benjamin Waxman. El abogado está convencido de la inocencia de Pablo y para la familia es uno más, Benji. Él fue quien telefoneó en 2016 a Tanya para darle la buena noticia de que su marido volvería a ser juzgado y saldría del corredor de la muerte, pero cuando Tanya respondió al teléfono Waxman rompió a llorar y fue incapaz de articular las palabras que tenía en mente. Tras la reciente condena a cadena perpetua Waxman manifestó: “El perpetrador de los crímenes y Pablo Ibar no son la misma persona. Ninguna de las huellas dactilares encontradas son suyas. Tampoco el ADN. "Pablo es muy fuerte. Somos muchos los que creemos en su inocencia y no vamos a aflojar".
Fuente documental: En el corredor de la muerte, de Nacho Carretero.
Una esperanza para Pablo Ibar
Joaquín José Martínez, el español que se salvó del corredor de la muerte, revive su pesadilla. “En ningún momento nos debemos olvidar de Pablo, pero sí es un alivio saber que a ese corredor no vuelve. No os podéis imaginar lo que es el corredor de la muerte”
Ahora vive en Alberic, Valencia, feliz padre de familia numerosa. Pero Joaquín José Martínez pasó tres años en el corredor de la muerte en Florida (EEUU). Fue el primer europeo absuelto, su caso llegó a Bruselas e intercedieron por él personalidades como el rey Juan Carlos I o el papa Juan Pablo II. Desde que salió en 2001 ha peleado con denudo por la abolición de la pena capital, viajando para dar testimonio por todo el mundo. El caso de Pablo Ibar es muy importante para él, lo siente casi como propio. “Cándido, el papá de Pablo, estuvo sentado junto a mis padres durante mi segundo juicio. Y cuando veo la cara de Cándido veo a mi padre. Esa familia se merece mucho más. Yo estuve solo tres años, él 16. Sin Tanya, sin su familia, se habría rendido. Estoy convencido de que es cuestión de tiempo: tendré a Pablo aquí conmigo, y las charlas que doy contra la pena capital las haré con Pablo a mi lado”.