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El castigo fiscal empuja al inversor hacia el dividendo en acciones nuevas

En enero de 2017 comenzó a tributar la venta de los derechos en Bolsa Solo la entrega de las acciones está exenta de tributación

Dividendos efectivo
Belén Trincado / Cinco Días

Primero fue la supresión de la exención fiscal a los primeros 1.500 euros cobrados en concepto de dividendos, medida que entró en vigor en enero de 2015 tras la reforma fiscal de Cristóbal Montoro en noviembre de 2014. Dos años después, la Agencia Tributaria centró la atención en los derechos de suscripción preferente del scrip dividend, una modalidad de retribución que permite a los accionistas elegir entre efectivo o acciones nuevas.

En enero de 2017, la venta de los derechos de suscripción prefente en la Bolsa pasaron a tener el mismo tratamiento fiscal que el cobro del dinero en efectivo. Hasta la entrada en vigor de este último cambio la venta de los derechos en el mercado disfrutaba del diferimiento del pago de impuestos hasta el momento en el que el accionista se deshiciera de las títulos que los habían generado.

Según este cambio, independientemente de si el accionista vendía los derechos en Bolsa o a la cotizada, ambas opciones pasaban a tributar en el acto, o casi. Así, para importes de hasta 6.000 euros se aplica un tipo del 19%. Las cantidades que van desde los 6.000 a los 50.000 son gravadas con el 21% y para importes superiores a los 50.000 euros el tipo impositivo asciende al 23%.

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Los sucesivos cambios fiscales introducidos por el Gobierno del PP han tenido como consecuencia directa la penalización del cobro del dinero en efectivo. Hasta enero de 2017 de las tres opciones que existen en la retribución al accionista vía scrip dividend, solo la venta de los derechos a la empresa –lo que equivale a la recepción del dividendo clásico– tenía efectos fiscales inmediatos.

El golpe al dinero en efectivo ha tenido su reflejo en los resultados de los dividendos elección puestos en marcha por las cotizadas españolas. Tomando como referencia a Ferrovial, ACS, Iberdrola, Repsol y Santander, cinco grandes cotizadas que hasta el momento mantienen la estrategia de la retribución al accionista vía dividendo opción, se puede observar cómo la penalización fiscal al cobro del dinero contante y sonante ha llevado a los accionistas a preferir la recepción de las nuevas acciones –exenta de tributación– en detrimento del dividendo tradicional.

El descenso en algunos casos es tal que se reduce a la mitad el cobro del dinero en efectivo. Un ejemplo que ilustra muy bien esta tendencia es el scrip dividend de Repsol. En junio de 2014, momento en el que no habían entrado en vigor ninguno de los cambios fiscales, el porcentaje de accionistas que se decantaban por el efectivo ascendía al 24,16%. Cuatro años después esa cantidad se ha reducido al 13,26%, según los datos del último dividendo elección con fecha del 12 de junio.

Pero no solo los cambios fiscales son los que justifican que la entrega de las acciones procedentes de la ampliación ganen peso entre los inversores. Mucho tiene que ver en ello el hecho de que de las tres opciones que existen en todo dividendo opción, la empresa escoge por defecto la entrega de los nuevos títulos.

Para las otras dos alternativas –venta de los derechos en el mercado o a la cotizada– el accionista debe seguir muy de cerca el calendario que remiten a la CNMV. En él las firmas especifican los plazos que se tiene para cada opción. En el folleto se incluye desde el momento en que comienzan a cotizar los derechos, hasta el día en que son admitidas a negociación las nuevas acciones, pasando por el periodo en que finaliza la cotización de los títulos así como el último día del que se dispone para solicitar la compra de los derechos por parte de la compañía.

La fórmula del scrip dividend fue puesta en marcha en 2009 por Santander. Tras él han sido muchas las cotizadas que se han sumado a esta modalidad de retribución que en 2017 alcanzo el 13,7% (3.869 millones) del total (28.225 millones), lejos del 41% que llegó a representar en 2013.

Cada año aumenta el número de compañías que retiran de sus estrategias el pago a través del dividendo elección. Santander tiene previsto agotar esta fórmula este año y ya en 2019 abonar todos los cupones en efectivo. BBVA entregó por última vez un dividendo en acciones en 2017, mientras Sabadell y CaixaBank lo retiraron un año antes. Telefónica o Acerinox completan la lista de compañías que han dicho adiós a esta fórmula de retribución que según datos de BME alcanza los 2.500 millones a cierre de junio.

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