Universidad de Concepción crea pintura anticorrosiva autorecuperable
Un grupo de investigación de la casa de estudios trabajó en el proyecto que dio vida a Colorbri, producto que saldrá al mercado elaborado por la empresa regional Ditnova
La corrosión es el deterioro de materiales por los ataques electroquímicos del entorno y puede representar entre el 3% y 5% del Producto Interno Bruto para la economía de los países, es por ello que las medidas que se tomen para su prevención son de suma importancia.
Una de las acciones más significativas para evitar o disminuir la corrosión es el empleo de pintura para cubrir estos materiales ya que, de esta manera, la industria puede lograr un ahorro de entre 15% y 30% en su proceso global de mantención. Ante esa realidad, un grupo de investigación de los departamentos de Ingeniería de Materiales e Ingeniería Química de la Universidad de Concepción trabajaron en la formulación de una pintura, a partir de los desechos generados por la industria maderera, que es muy efectiva contra la corrosión y tiene, además, la capacidad de autorecuperarse.
Ese grupo de investigación fue liderado por Manuel Meléndrez, especializado en temas de recubrimientos y nanotecnología, junto con David Rojas, especialista en análisis de fallas y caracterización de los materiales. A ellos se sumaron los docentes de Ingeniería Civil Química Katherine Fernández, especialista en el proceso de extracción de elementos de desecho y los estudiantes de pre y postgrado Andrés Jaramillo, Jesús Ramírez y Luis Felipe Montoya.
Este producto innovador, bautizado como Colorbri, tiene la característica de que es una primera capa o primer y anticorrosivo a la vez. “Además, a medida que el material se oxida, se genera una capa primer debajo de la pintura que lo protege”, dice el investigador Manuel Meléndrez, quien especifica que esa capa anticorrosiva está compuesta por micropartículas de zinc altamente reactivas que permiten a la pintura tener un efecto “autosanador”. “Es decir que cuando esta pintura se rompe, la estructura se quiebra o tiene un desperfecto, esas partículas reaccionan oxidándose y protegiendo al material de los efectos corrosivos”, puntualiza.
El investigador señala que el producto es muy útil, ya que Chile tiene más de 4.000 kilómetros de costa que generan un ambiente altamente corrosivo. “Todo surgió del análisis de uno de los desechos de la industria maderera, que es la corteza del pino radiata. Observamos que, en términos tradicionales, esta tiene potencial de aprovechamiento calórico y que sus compuestos son ricos en polifenoles. Nos dimos cuenta de que podíamos aprovecharla para formular recubrimientos anticorrosivos, entendiendo que las regiones del Bío-Bío y La Araucanía son polos muy industriales”, agrega.
Meléndrez también manifiesta que Colorbri, además de partir de un desecho de la industria que está muy presente en la región, tiene la ventaja de ser mucho más amigable con el ambiente.
Alianza comercial
Luego de que la universidad presentara la innovación al Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef), se concretó una alianza con Ditnova, una empresa regional con la que llevan años trabajando en conjunto. Ella será la responsable de la manufactura y comercializar esta innovadora pintura al mercado. “Es una marca nacional que se dedica a la producción de elementos para el aseo como jabones para limpieza y estos no tenían mucho valor agregado. Por ello, necesitaban hacer un salto tecnológico. Con este proyecto de pintura anticorrosiva, en cambio, se generó una planta piloto, que permitió empoderar a la empresa en cuanto a manufactura. En esa relación virtuosa es en la que nosotros como universidad ayudamos”, explica Meléndrez.
En dicha relación también tuvo un importante papel la Oficina de Transferencia y Licenciamiento, OTL, de la Universidad de Concepción, la que ayudó al empaquetamiento de la tecnología y a generar el convenio. “Ella hizo todos los trámites legales asociados, temas que nosotros como científicos no tenemos mayor competencia”, resalta Meléndrez, quien puntualiza que fue esa oficina la que se encargó de estudiar las posibilidades reales del producto, de su salida al mercado y lograr que sea competitivo.
Por su parte, el gerente general de Ditnova, Víctor Rosales, detalla: “cuando supimos de este desarrollo, quisimos hacerlo parte de nuestro portafolio ya que conocemos el rubro y vimos en esta tecnología una oportunidad para nosotros, para seguir innovando y entregar a nuestros clientes alta tecnología con el respaldo de la Universidad de Concepción”, asegurando que en tres meses pondrán la pintura en el mercado.
También adelanta que “hay nuevos escalamientos comerciales que estamos desarrollando con esa casa de estudios por lo que seguiremos trabajando en forma colaborativa. Así, contamos con el respaldo para certificar todos nuestros productos, lo que nos ofrece la seguridad para salir al mercado con la confianza que los clientes necesitan”.
Andrea Catalán, directora ejecutiva de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la Universidad de Concepción, señala que la alianza con Ditnova es un ejemplo mediante el cual se muestra un trabajo colaborativo. “Somos una universidad regional y para nosotros es importante mostrar que los esfuerzos que se hacen a partir de los equipos de investigación en nuestros laboratorios y alumnos también generan un aporte para los sectores industriales regionales. Por ello, invitamos a otras empresas a considerar a la Universidad de Concepción como un socio que les permitirá desarrollar nuevos productos y tecnología para mantenerse competitivos”.