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Captado por el ICE y deportado en estado vegetativo: la familia de un costarricense busca respuestas tras su fallecimiento

Randall Gamboa migró a Estados Unidos en diciembre en perfecto estado de salud y regresó a Costa Rica en septiembre postrado, sin poder hablar ni comer. Murió el fin de semana pasado

Cuando Greidy Mata se despidió de su hermano Randall antes de que este emigrara de Costa Rica a Estados Unidos en busca de trabajo, abrazó a un hombre “grande, alto y lleno de una vitalidad impresionante”. Diez meses después, cuando Randall fue deportado de vuelta al país centroamericano, la persona que Greidy recibió en el aeropuerto era irreconocible. “Fue una imagen impresionante”, cuenta por teléfono. “Él no podía hablar ni moverse, las heridas en su cuerpo estaban descuidadas y abiertas, estaba todo sucio, con mal olor y con la boca llena de sangre seca”.

Randall Gamboa, de 52 años, fue deportado por las autoridades estadounidenses y llegó a Costa Rica en estado vegetativo, con encefalopatía y rabdomiólisis. Ya no era capaz de caminar ni de comer por sí mismo. Menos de dos meses después, Gamboa falleció en un hospital de Pérez Zeledón, su ciudad natal, en el sur del país.

Greidy, su madre y el resto de su familia quieren respuestas y aseguran estar dispuestos a llevar el caso de Randall ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La familia pasó por un “calvario” que comenzó en febrero, cuando Randall fue arrestado por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en Texas, tras cruzar la frontera desde Tijuana, México.

Randall estuvo primero en el centro de detención del condado de Webb y luego lo trasladaron al de Port Isabel, ambos en Texas. Durante su estancia en esos centros, llamaba todos los días a su familia, pero el 12 de junio desapareció. “Él no nos contestaba las llamadas y nos preocupó mucho. Al final alguien del centro de detención dijo que había tenido un quebranto de salud y que por eso no nos estaba contestando. Pero no nos daban mayor información”, narra Greidy.

La familia de Randall acudió a dos abogados que terminaron estafándolos, hasta que finalmente dieron con una tercera abogada que logró ubicarlo en un hospital de Texas a inicios de agosto. Para entonces, Randall ya se encontraba postrado, en estado vegetativo, y la abogada comenzó las gestiones para que lo regresaran a Costa Rica. “Nosotras estábamos sufriendo porque estaba desaparecido, pero cuando nos dimos cuenta de su condición, hicimos consultas a médicos y entendimos que era una situación muy grave y que podríamos perderlo”. A pesar del miedo y la preocupación, Greidy y su familia tenían “la convicción de regresarlo a su patria, con el calor de su gente”.

Finalmente, Randall regresó el pasado 3 de septiembre en un vuelo ambulancia financiado por el ICE. Inmediatamente lo hospitalizaron en emergencias en un centro médico de San José, la capital de Costa Rica, y unos días después lo trasladaron al hospital de Pérez Zeledón. Tras casi dos meses hospitalizado, falleció el pasado 26 de octubre.

Costa Rica “eleva consulta” ante EE UU

La familia de Randall ha alzado la voz para que el Gobierno de Costa Rica pida respuestas a Estados Unidos. A inicios de octubre, cuando Randall aún seguía con vida, el ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Arnoldo André, dijo que “elevarán este tema ante el Gobierno estadounidense”.

“Me he abocado personalmente, revisé el expediente consular y estoy subiendo el nivel de comunicación ante el Departamento de Estado mediante una nota verbal. Esto debe aclararse”, afirmó André durante una audiencia en el Congreso.

Un día después de la muerte de Randall, el Ministerio de Relaciones Exteriores publicó un comunicado en el que señalaba que las autoridades “continuarán realizando todos los esfuerzos necesarios para esclarecer las circunstancias” y que el Ministerio ha “mantenido comunicación con la familia del costarricense para brindarles asesoría y apoyo”. Sin embargo, hasta el momento Costa Rica no ha recibido una respuesta oficial de Estados Unidos.

Greidy dice que con este pronunciamiento el Gobierno está haciendo “lo básico”, pero que siguen esperando que el presidente Rodrigo Chaves se pronuncie. “No quieren meterse con esto porque son amigos de Estados Unidos”, afirma.

Quien sí se pronunció con contundencia fue Óscar Arias, dos veces presidente de Costa Rica (1986-1990 y 2006-2010) y Premio Nobel de la Paz (1987). En una publicación en sus redes sociales, Arias calificó como “silencio cómplice” la reacción ante el Gobierno de Estados Unidos. “Han pasado casi dos meses desde que Randall regresó al país y nuestro Gobierno ha sido incapaz de obtener de las autoridades de Washington una explicación. La familia de Randall merece conocer la verdad y que se sepa qué fue lo que le sucedió mientras se encontraba bajo custodia de las autoridades migratorias de Estados Unidos”, escribió el exmandatario.

Arias añadió que “la política migratoria promovida por el presidente Donald Trump encarna los peores antivalores que cualquier política estadounidense haya profesado: es racista, xenófoba y normaliza el trato inhumano hacia las personas migrantes”.

Alternativas limitadas

Tras el fallecimiento de Randall, la familia anunció que va “a empezar a recuperar datos, organizar bien la información, buscar abogados expertos en derecho internacional y proceder con una denuncia oficial ante la Corte Interamericana”.

Juan Ignacio Rodríguez, asesor legal del Instituto Internacional de Responsabilidad Social y Derechos Humanos, una ONG con sede en Costa Rica dedicada a fomentar el cumplimiento de los estándares internacionales en derechos humanos, explicó por teléfono que “no existe un antecedente análogo” al caso de Randall Gamboa en la justicia internacional. “Este caso es complicado porque Estados Unidos tiene la peculiaridad de no haber ratificado muchos tratados internacionales en materia de derechos humanos”, apunta el experto.

“Estados Unidos no ha aceptado la competencia de la CIDH ni lo ha hecho con varios tratados de Naciones Unidas, así que es virtualmente imposible denunciar a Estados Unidos ante organismos o tribunales internacionales de derechos humanos”, señala Rodríguez. Según el abogado, entre las pocas opciones que existen están los mecanismos de la CIDH llamados “audiencias temáticas”. Estas, sin embargo, no son contenciosas ni ante un tribunal, sino que tienen el fin de “visibilizar el asunto”.

Otra alternativa, agregó, sería llevar un caso contra Costa Rica, si la familia considera que el consulado de Costa Rica en Estados Unidos tuvo conocimiento de lo que le estaba pasando a Randall y “no actuó diligentemente al respecto”. En su comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que “durante el tiempo en que el señor Gamboa permaneció bajo custodia del Servicio de Aduanas y Migración, el Consulado General de Costa Rica en Houston dio seguimiento a su caso, ejerciendo las acciones posibles dentro del marco del derecho internacional y las regulaciones locales aplicables”.

La hermana de Randall dice entender que enfrentarse a Estados Unidos “genere miedo” al tratarse de “un gran poder”, pero que la familia está convencida de que debe seguir este proceso por “el amor profundo” que le tienen a Randall. “Nosotros vamos a actuar con las garras y con el corazón y llegar a todas las instancias”, afirma.

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