La victimización de los agentes del ICE, la nueva bandera de Trump para promover el terror migratorio
El tiroteo del miércoles en Dallas fue el tercero que se produce contra una oficina de inmigración en Texas en lo que va de año. El Gobierno denuncia que las agresiones contra los oficiales han aumentado en un 1.000%
Un hombre disparó este miércoles contra una oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Dallas (Texas), donde se encontraban migrantes detenidos, presuntamente con el objetivo de agredir a los agentes. Pero al final fueron los migrantes quienes pagaron el ataque. Uno de ellos resultó muerto y otros dos, heridos. El autor del tiroteo también falleció por un disparo propio. Las comunicaciones iniciales de las autoridades sugirieron el motivo del ataque y el Gobierno lo enmarcó en el aumento de las agresiones contra los agentes migratorios.
El presidente Donald Trump culpabilizó del suceso a “los Demócratas de la Izquierda Radical” que “demonizan constantemente a las fuerzas del orden, piden que el ICE sea desmantelado y comparan a los agentes del ICE con ‘nazis”. “Los Valientes Hombres y Mujeres del ICE solo intentan hacer su trabajo y sacar a los ‘PEORES de los PEORES’ criminales de nuestro país, pero están enfrentando un aumento sin precedentes de amenazas, violencia y ataques por parte de Radicales de Izquierda desquiciados”, escribió en su red social Truth, repitiendo afirmaciones que otros miembros de su Administración estuvieron haciendo todo el día.
Ningún agente resultó herido en el tiroteo en Dallas, pero el responsable del FBI en la ciudad texana, Joe Rothrock, afirmó que se habían encontrado balas con “mensajes de naturaleza anti-ICE” en el lugar donde se hallaba el presunto francotirador. Más tarde, el director del FBI, Kash Patel, publicó una imagen en X que, según él, mostraba casquillos de bala sin utilizar del tirador, incluido uno con la palabra “ANTI-ICE” escrita en tinta azul.
La Administración lleva meses denunciando el aumento de las agresiones a los agentes del ICE, encargados de las redadas que se suceden en las calles de todo el país para conseguir la mayor deportación de la historia, objetivo prioritario del presidente.
Un aumento “del 1.000%”
“Esta demonización está inspirando violencia en todo el país. Nuestros agentes del ICE se enfrentan a un aumento de más del 1.000% en las agresiones contra ellos. Tenemos que bajar la temperatura antes de que alguien más muera. Esta violencia debe terminar”, dijo la semana pasada la subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Tricia McLaughlin.
Los datos que se manejan muestran que entre el 21 de enero y el 30 de junio se produjeron 79 agresiones contra agentes del ICE, en comparación con 10 durante el mismo período de 2024, bajo la Administración del demócrata Joe Biden.
Las autoridades federales no han proporcionado detalles sobre todos los incidentes, docenas de los cuales han resultado en cargos penales, según una revisión de los registros judiciales realizada por The Washington Post. La gran mayoría implica amenazas verbales, ya sea en persona o en línea, o altercados físicos durante los arrestos de inmigrantes por parte del ICE que se tornaron violentos.
El columnista del Post Philip Bump investigó los ataques a los agentes migratorios en junio y encontró que el número de agresiones a los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) fue hasta esa fecha un 20% inferior al de 2024. En cuanto a las agresiones a sus agentes, “el ICE no me proporcionó ningún ejemplo de oficiales de inmigración que fueran identificados, atacados y agredidos fuera del contexto de un arresto”, escribió.
El Gobierno ha dado publicidad a los ataques más graves sufridos por los agentes del ICE en los últimos meses. El 4 de julio, cuando se celebra la Independencia de Estados Unidos, un grupo de unas 12 personas atacó a los agentes del Centro de Detención Prairieland en Alvarado, Texas. Los atacantes dispararon fuegos artificiales, destrozaron vehículos con lemas contra el ICE y abrieron fuego contra agentes, hiriendo a uno. Diez personas fueron arrestadas posteriormente y acusadas de intento de asesinato de un agente federal.
Tres días después, un hombre con un rifle de asalto disparó decenas de veces contra agentes de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, hiriendo a un policía. Las autoridades dispararon y abatieron al atacante.
El 25 de agosto, en la oficina del ICE en Dallas que fue atacada este miércoles, un hombre de 36 años fue arrestado bajo sospecha de hacer amenazas terroristas después de que le dijo a un oficial de seguridad que tenía una bomba en su mochila.
Pero mientras la Administración presenta sin pruebas a los agentes del ICE como víctimas de un ataque orquestado por la izquierda y los medios de comunicación, las denuncias por la brutalidad en la que se producen muchos de los arrestos y dentro de los centros de detección, probadas por la difusión de vídeos y numerosos testimonios, indican que la realidad es todo lo contrario.
Las incursiones de los agentes en barrios latinos, lugares de trabajo, tribunales de inmigración y hasta en los alrededores de lugares sensibles como las escuelas para detener a personas que, en la mayoría de los casos, no tiene ningún historial delictivo, ha propagado el miedo entre la comunidad migrante y con ello, el rechazo a los funcionarios, que han sido comparados con la temida Gestapo, la policía del nazismo. En los centros de detención operados por el ICE, al menos 17 personas han muerto en lo que va de año.
A diario, testigos de las redadas increpan a los agentes cuando intentan detener a algún migrante. Rotura de los cristales de los vehículos en los que viajan, golpes, separaciones de padres e hijos, uso desmesurado de la fuerza… son dramáticas escenas que se repiten y difunden en las redes sociales. Los ciudadanos se avisan solidariamente de dónde se han avistado los funcionarios mediante aplicaciones de teléfono móvil y hasta hay páginas para identificarlos, ya que los agentes ocultan su identidad detrás de máscaras y recorren las calles en vehículos no identificables. Políticos y organizaciones civiles han exigido que los agentes no vayan enmascarados, pero desde el Gobierno se defiende que es la manera de protegerlos de las agresiones.
Pulso con California
Esconder la identidad de los agentes ha propiciado el último pulso entre el Gobierno central y el Estado de California. El gobernador, el demócrata Gavin Newsom, firmó un decreto el sábado por el que obliga a todos los agentes del orden a mostrar su rostro y no ocultarse. El Departamento de Seguridad Nacional respondió con un mensaje en X: “Para ser claros: NO cumpliremos con la prohibición inconstitucional de máscaras de Gavin Newsom”.
Newsom, un probable candidato demócrata a la presidencia, firmó el sábado pasado la primera ley de un Estado contra el uso de las máscaras. El gobernador dijo que los agentes del ICE ya no estarían “ocultos de la rendición de cuentas”, argumentando que las máscaras impiden la “transparencia” para los ciudadanos y obstaculizan la “supervisión”.
Es probable que la ley sea recurrida en los tribunales antes de que pueda entrar en vigor en enero porque no está claro si California puede aplicar tales restricciones a las fuerzas del orden federales.
El caso de Silverio Villegas González
El penúltimo ataque a un agente del ICE, ocurrido en Chicago, sobre el que el Departamento de Seguridad Nacional se ha pronunciado, ha dejado dudas sobre la veracidad de sus declaraciones. El mexicano de 38 años Silverio Villegas González resultó muerto por los disparos de un agente del ICE cuando intentaba huir de sus perseguidores. El DHS declaró que el agente que disparó resultó “gravemente herido” porque Villegas González le atropelló arrastrándole “una distancia considerable” y dejándolo “temiendo por su vida”.
La versión oficial se puso en evidencia este martes cuando se reveló el contenido de un vídeo que grabó la detención momentos después de que el agente disparara. Las imágenes muestran al oficial describiendo sus propias lesiones como “nada grave”. “Me arrastraron un poco”, dijo el funcionario herido, a quien se le puede ver caminando.
Defensores de los derechos de los inmigrantes, el gobernador de Illinois, JB Pritzker, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, han exigido una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido. “Queremos respuestas a las preguntas que hemos planteado”, declaró el martes el congresista de Chicago Jesús “Chuy” García. “La familia tiene derecho a ellas. La comunidad quiere saber qué está pasando, y el público también merece respuestas”, dijo el representante demócrata.
Villegas González, que trabajaba como cocinero, acababa de dejar a uno de sus hijos en la guardería la mañana del tiroteo. El DHS indicó que tenía antecedentes de conducción imprudente y no tenía permiso legal para vivir en Estados Unidos. El director de la guardería lo describió como un buen padre, mientras que muchos residentes de Franklin Park asistieron a las vigilias y lo recordaron como un buen hombre de familia. El Consulado General de México en Chicago afirmó que seguiría de cerca la investigación.