Miami investiga “la cadena” del caos durante la final de la Copa América

A la espera de las conclusiones, tanto la alcaldesa de la ciudad como el jefe de la Policía local han dicho que la organización era responsabilidad de la Conmebol y ellos solo brindaban apoyo

Aficionados empujan contra las puertas antes del comienzo de la final, el 14 de julio.Nathan Ray Seebeck (Reuters)

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Messi llorando desde el banquillo con el tobillo hinchado, Karol G cantando el himno de Colombia, el show de Shakira en un medio tiempo extralargo, la celebración de Lautaro Martínez tras el gol ganador. La final de la Copa América 2024 deja muchas imágenes para el recuerdo, pero es probable que ninguna de ellas perdure tanto como las que se produjeron antes del encuentro, en los accesos del Hard Rock Stadium de Miami. A unas tres horas del inicio del partido, el caos comenzó. Miles de aficionados estaban abarrotados alrededor del recinto, que tiene una capacidad de 65.000, cuando de un momento para otro se empezaron a colar personas sin entradas. Alguna gente trepó las rejas alrededor del estadio, se generaron estampidas, los policías presentes fueron desbordados, las puertas del estadio se cerraron y el partido se retrasó indefinidamente.

Mucha gente quedó atrapada entre el estadio en sí y el primer perímetro alrededor. Los testigos cuentan que el espacio era tan poco que era difícil respirar. Hubo algunos heridos, otros desmayados. Finalmente, el partido comenzó una hora y cuarto más tarde, con los pasillos del estadio ocupados, con hinchas que habían pagado cientos e inclusos miles de dólares por sus entradas afuera. Pero el fútbol y la música, el espectáculo, obligó a pasar página rápidamente.

Al día siguiente, sin embargo, los fuegos artificiales ya no ciegan la mirada de nadie y el foco está puesto sobre los lamentables incidentes que, en una copa ya manchada por diversos fallos en la organización, inevitablemente la mancharon todavía más en el partido decisivo. La alcaldesa demócrata de Miami, Daniella Levine Cava, se pronunció a través de X para expresar su indignación por los hechos y anunciar una investigación sobre los mismos. “Estamos indignados por los eventos sin precedentes que sucedieron durante la final de la Copa América. La Copa América es organizada por Conmebol, y el Departamento de Policía de Miami-Dade (MDPD) brinda apoyo de seguridad junto con otras agencias de la ley”, dijo. También aseguró que trabajará “con los líderes del estadio para garantizar que se realice de inmediato una revisión completa de los eventos de la noche para evaluar la cadena completa de sucesos, a fin de implementar los protocolos y las políticas necesarias para futuros partidos”.

Las autoridades del condado de Miami-Dade, dentro del cual se encuentra el estadio Hard Rock, designaron 550 agentes, más de lo usual para eventos deportivos, para la seguridad, según han dicho la alcaldesa y el jefe de Policía local, James Reyes. Además, trajeron más personal de otras jurisdicciones para apoyar. Sin embargo, insisten que la responsabilidad del caos no es suya, sino de la Conmebol, quien es la organizadora y, por tanto, encargada de asegurar el orden del público antes, durante y después del evento.

Las fotos y videos que se esparcieron como fuego por redes son condenatorias. Además de las estampidas y videos de agentes de policía intentando en vano retener un río de gente, hay otros que muestran a individuos buscando entrar al estadio a través de los conductos de ventilación. Dentro y fuera del recinto había niños muy pequeños llorando y personas agitadas, mientras que las ambulancias llegaban y los paramédicos luchaban por atender a heridos y desmayados.

Ante la incertidumbre de un retraso indefinido, algunos jugadores de la albiceleste como Enzo Fernández, Gonzalo Montiel, Alejandro Garnacho o Alexis Mac Allister salieron de los vestuarios a buscar a familiares que se habían quedado afuera.

Después de casi una hora de parálisis, la Conmebol decidió que se abrieran las puertas del estadio para dejar entrar a los fanáticos y aliviar de alguna manera la congestión. En consecuencia, muchos de ellos accedieron a las instalaciones sin que se revisaran sus entradas. Poco antes del inicio del juego, con el estadio abarrotado, probablemente por encima del límite, aunque no hay ninguna cifra de público hasta el momento, se volvieron a cerrar las puertas.

Mientras las autoridades evalúan lo sucedido, y se espera una respuesta oficial de la Conmebol, los equipos de limpieza del estadio han pasado gran parte de la noche recogiendo los desechos para poder comenzar la tarea de reconstrucción de los destrozos, que incluyen escaleras mecánicas, rejas, ductos de ventilación y más.

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