Anita Álvarez vuelve a sumergirse en el agua para perseguir el sueño olímpico en París 2024
La nadadora artística de origen mexicano ha competido en dos Juegos Olímpicos, Río 2016 y Tokio 2020. Su participación en estos eventos ha consolidado su posición como una de las principales figuras de la natación artística en Estados Unidos
El rescate de Anita Álvarez durante el Campeonato Mundial de Natación Artística en Budapest, Hungría, en junio de 2022 es una de las imágenes más impactantes en la historia de la natación artística. Es imposible olvidar el momento en que la joven estadounidense de origen mexicano terminaba su rutina durante la final de solo libre cuando se desmayó y su entrenadora, Andrea Fuentes, se lanzó al agua para auxiliarla y llevarla a la superficie. Las fotografías del momento, compartidas millones de veces en redes sociales, son icónicas.
Pero más allá de unas imágenes inolvidables, el momento fue crítico. Álvarez no tuvo tiempo de salir a respirar y tampoco pudo escuchar los aplausos del público. Sus compañeras de equipo sabían que algo no iba bien. Estuvo dos minutos eternos sin respirar, inconsciente, con la mandíbula apretada y agua en los pulmones mientras su coach le gritaba desesperadamente: “¡Anita, respira!” Las caras de pánico de los paramédicos y socorristas lo decían todo.
Este deporte, que solía conocerse como nado sincronizado hasta que las autoridades le cambiaron el nombre en 2017, puede parecer mucho más sencillo de lo que realmente es. Al observar a las nadadoras con sus coloridos trajes de baño, maquillajes impecables y peinados perfectos, sus sonrisas forzadas pueden confundir a cualquiera. Pero nunca será fácil sentirse cómodo sin respirar, y menos aún estando bajo el agua.
En una entrevista con EL PAÍS después del accidente, Álvarez le comentó al periodista Diego Torres que, como en cualquier deporte, las nadadoras artísticas llevan sus cuerpos al límite y, a veces, lo traspasan. “La gente no se da cuenta porque se puntúa una imagen de armonía y felicidad. Sonreímos con maquillaje. Esas pequeñas cosas esconden lo tremendamente exigente que es esto”. La nadadora también señaló que la gente no imagina lo frecuentes que son los desmayos. Aunque ella ha atraído mucha atención por lo que le ocurrió en el Mundial, en este deporte todos los días se desvanecen nadadoras.
Basta con imaginar la sensación creciente cuanto más tiempo se permanece bajo el agua, aguantando la respiración, dando patadas con los pies, remando con los brazos, aceptando el dolor y manteniendo la calma mientras se realiza una serie de ejercicios humanamente imposibles que son parte de una coreografía debajo de una piscina. El cerebro pide oxígeno a gritos.
La sangre olímpica corre por las venas de Anita
Anita Álvarez (Buffalo, Nueva York, 27 años) tiene sangre olímpica y la pasión por los deportes en sus venas. Su madre fue nadadora artística universitaria, su abuelo materno, árbitro de hockey sobre hielo en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1980 y su padre, entrenador de dos atletas olímpicos.
De complexión delgada, pelo oscuro y grandes ojos cafés, Álvarez competirá por tercera ocasión en unos Juegos Olímpicos, después de haberlo hecho en Río 2016 y Tokio 2020. En 2024, volverá a sumergirse en el agua para luchar por una medalla olímpica. Ya se ha convertido en una veterana del deporte, y su experiencia en Mundiales, en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, y el reconocimiento como la mejor nadadora artística de Estados Unidos, obtenido junto a su compañera Mariya Koroleva, han más que asegurado su lugar en el Team USA.
Anita Álvarez lleva años preparándose para aguantar la respiración durante varios segundos, ejecutar líneas perfectas con su cuerpo y realizar una serie de acrobacias bajo el agua cristalina de la piscina, con el objetivo de conquistar a los jueces y obtener una puntuación destacada del 5 al 10 de agosto en el Centro Acuático de Saint-Denis.
Rumbo a París 2024
Para un atleta de alto rendimiento, el trabajo nunca termina. Las ocho o diez horas diarias de entrenamiento parecen no ser suficientes cuando se busca la perfección. Cada cuatro años, con la llegada de los Juegos Olímpicos de verano, el encuentro internacional más importante, se convierte en el escenario perfecto para que las ocho nadadoras que integran los equipos representativos y los dúos de cada país clasificado ejecuten las rutinas que han practicado incansablemente, actúen hombro con hombro, formen pirámides humanas, realicen giros acrobáticos por el aire y se coordinen perfectamente con la música para conseguir un lugar en el podio.
Ahora, con un nuevo reto olímpico en puerta, Anita Álvarez y el equipo estadounidense, conformado por Daniella Ramirez, Megumi Field, Jaime Czarkowski, Jacklyn Luu, Audrey Kwon, Keana Hunter, Ruby Remati y Calista Liu competirán en las pruebas de rutinas libres y técnicas frente a los otros equipos, con la esperanza de ganar una medalla en París 2024.