MANUAL DE INVERSIÓN | 2
La inversión es una forma directa y efectiva de hacer trabajar los ahorros por nosotros para aumentar nuestro capital. Y las opciones en el mercado son infinitas. Los ahorradores tienen a su disposición productos denominados básicos cuyos mecanismos son fáciles de comprender y conllevan un riesgo bajo. En estos, en general, el titular conoce de antemano la rentabilidad que obtendrá. Pero para el inversor más experimentado o el que está dispuesto a asumir riesgos, las entidades bancarias y financieras ofrecen instrumentos más complejos, conocidos por el nombre de sofisticados.
Estos productos de inversión sofisticados ofrecen rentabilidades más altas que los básicos, pero, como contrapartida, en ellos no se conoce de antemano, de manera general, la rentabilidad que van a proporcionar. A esta categoría pertenecen los fondos de inversión, los seguros unit linked y los planes de pensiones, que ofrecen una gran variedad de opciones en cuanto al riesgo y al tipo de activos en los que participar. También caen en este grupo los depósitos referenciados, vehículos similares a los de tipo fijo, pero vinculados a activos tan diversos como las acciones, la Bolsa o índices financieros como el euríbor.
En muchos casos, los productos sofisticados requieren que el titular cuente con ciertas nociones sobre su funcionamiento, por eso, las entidades que los comercializan están obligadas a considerar la conveniencia de estos instrumentos para sus clientes. Con ese fin, deben completar previamente un test que determine sus conocimientos acerca de la operativa de ese producto. En caso de que resultara “no conveniente”, el cliente puede contratarlo, pero ha de dejar constancia de que está informado de su inconveniencia.
A continuación, un detallado recorrido por los productos sofisticados con el que averiguar, además, a qué tipo de inversor están destinados.
El mecanismo financiero por excelencia
Es una institución de inversión colectiva que tiene por objetivo la captación de aportaciones de inversores para gestionarlas con el fin de obtener una rentabilidad a través de productos financieros. Los beneficios obtenidos se reparten posteriormente de manera proporcional a la aportación hecha por cada partícipe.
Hay diversos tipos de fondos, desde los de bajo riesgo como los monetarios, que invierten en instrumentos de renta fija a plazos inferiores a 12 meses, hasta los de renta variable que invierten en acciones de compañías de diferentes sectores y países. Pero también los hay temáticos, que invierten en sectores concretos, como el sanitario, el de las energías renovables o el tecnológico. Eloi Noya, profesor de Esade Business School, destaca que los expertos seleccionan estas temáticas de acuerdo a las tendencias que los analistas económicos creen que tendrán más futuro.
En los fondos de inversión solo hay que tributar cuando se venden las participaciones y únicamente por las ganancias obtenidas. Lo hacen como rendimientos del capital mobiliario en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Si se traspasa la inversión de un fondo a otro, no habrá que pagar impuestos.
Acceso a mercados: el pequeño inversor tiene la oportunidad de acceder a mercados complejos e inciertos, que no estarían a su alcance si invirtiera individualmente. Esto es posible porque con sus aportaciones modestas el fondo constituye un patrimonio más amplio.
Diversificación: el inversor reparte su dinero en varios activos seleccionados por expertos, que se pueden comportar de diferente manera ante una misma situación de mercado. De esta forma, si alguno genera pérdidas, podrán ser compensadas por las ganancias en otros.
Invertir sin ser experto: se confía el capital a un equipo profesional con los conocimientos necesarios y la capacidad de análisis adecuada para acometer las inversiones.
Productos adaptados a todos los perfiles: la variedad de fondos es muy amplia por lo que siempre habrá activos para cualquier perfil de inversor, desde los más conservadores a aquellos preparados para asumir riesgos mayores.
Gestión transparente: el titular dispone de información sobre la evolución de sus inversiones diariamente.
Liquidez: en general, se puede recuperar el dinero invertido con rapidez, aunque hay productos que pueden incluir ciertas condiciones para ello.
El riesgo de un fondo de inversión depende del tipo de activos en los que se invierta. A mayor riesgo, las expectativas de rentabilidad serán mayores. Si como inversor se tiene un perfil conservador, los que menos riesgo entrañan son los fondos monetarios, compuestos por activos con mucha liquidez y calidad crediticia alta (capacidad para cumplir con las obligaciones, en este caso, devolver la inversión y generar rentabilidad), como las letras del tesoro.
La renta fija conlleva algo más de riesgo, y está representada por los bonos que emiten los Gobiernos, pero también por los de las empresas. Dentro de los fondos que invierten en renta fija destacan el fondo de inversión garantizado y el fondo de inversión de rentabilidad objetivo.
El fondo de inversión garantizado permite asegurar una rentabilidad concreta al vencimiento del período acordado. Esto no quiere decir que la rentabilidad evolucione de manera lineal, sino que fluctúa, por lo que, si se desea rescatar el dinero antes de la fecha, no se garantiza el rendimiento. Noya explica que se asemeja mucho a depósito a plazo fijo, pero con el riesgo de mercado en el caso de que se quiera salir antes de su vencimiento.
El fondo de inversión rentabilidad objetivo también se enmarca en la renta fija. En él se conoce de antemano la rentabilidad que puede proporcionar al vencimiento (porque toda la cartera de inversiones vence a la vez), pero a diferencia del anterior esta rentabilidad no está garantizada.
También existen los fondos mixtos que invierten en productos de renta fija y de renta variable. El nivel de riesgo de estos fondos dependerá de la proporción de activos de renta variable con la que se haya compuesto el fondo.
Los fondos que invierten en renta variable al completo conllevan el mayor riesgo. Es el caso de las acciones de las empresas cotizadas en bolsa. El inversor asume una mayor volatilidad a corto plazo, por lo que para obtener una rentabilidad acorde con el riesgo que se asume es necesario mantener las inversiones durante un mayor plazo de tiempo.
Se puede contratar en una sucursal de la entidad bancaria con uno de los asesores o a través de internet.
Ahorrador tímido VER
Tiene una capacidad de ahorro muy limitada y descarta la inversión porque siente que ponen en riesgo lo que ha conseguido juntar
Fondo de inversión garantizado
Fondo de inversión rentabilidad objetivo
Ahorrador voluble VER
Se caracteriza por la falta de planificación y no se plantea invertir, porque considera que requiere una gran organización y disciplina
Fondo de inversión garantizado
Fondo de inversión rentabilidad objetivo
Fondo de inversión multiactivos
Ahorrador optimista VER
No tiene problemas para guardar capital y tiene intención de invertirlo, por eso busca el asesoramiento experto
Todos los fondos de inversión
El complemento estrella para la jubilación
Es un producto de ahorro a largo plazo pensado para la jubilación. El titular realiza aportaciones periódicas, aunque también pueden ser extraordinarias, que serán invertidas en distintos activos financieros por los gestores de la entidad de fondos de pensiones escogida. Antonio Saiz, director de Oferta de Ahorro e Inversión de Banco Sabadell, explica que su funcionamiento es similar al de un fondo de inversión, pero con dos diferencias significativas: “No se va a poder sacar el dinero, salvo casos extraordinarios como fallecimiento, invalidez, dependencia, desempleo o enfermedad grave, hasta la jubilación y cuenta con alguna ventaja fiscal que no tienen los fondos de inversión”.
Hay varios tipos de planes de pensiones. En función de su promotor, es decir, el creador del producto, se distinguen tres: individuales: ofertados por bancos o entidades financieras y dirigidos a personas físicas; de empleo, promovido por empresas cuyos empleados figuran como titulares del plan; y asociados, diseñado por sindicatos o asociaciones laborales para sus afiliados. Recientemente se ha iniciado la comercialización de Planes de Empleo Simplificados para Autónomos, que han de ser promovidos por cualquier asociación, federación, sindicato, unión de trabajadores o colegio profesional o por las Mutualidades de Previsión Social. Permiten a los autónomos hacer aportaciones por encima del límite de los 1.500 euros de los planes de pensiones individuales.
Los planes de pensiones pueden dividirse también según su política de inversión, de la que dependerá la rentabilidad. Así, habrá de renta fija, de renta variable y garantizados. Los de renta fija invierten en activos financieros como bonos o deuda, tanto públicos como privados, con duraciones tanto a corto como a largo plazo. Existe también la modalidad renta fija mixta, que combina la inversión en activos de renta variable. Los de renta variable invierten en activos como acciones bursátiles, el producto más habitual. De la misma forma, existe una modalidad de renta variable mixta, que incluye la inversión en renta fija. Los garantizados aseguran al titular que recuperará el capital inicial invertido al vencimiento del plan de pensiones. Tienen el menor riesgo, pero también ofrecen la rentabilidad más baja.
Los planes de pensiones se pueden rescatar a través de tres vías. La primera, en forma de capital, que permite al cliente recibir la totalidad del dinero acumulado. En este proceso se efectúa un único pago de impuestos a un tipo de entre el 19% y el 47% de acuerdo con la cantidad. La segunda vía es en forma de renta, una modalidad que ofrece el cobro de manera periódica. La cantidad puede ser fija o variable, dependiendo del tipo de renta escogida: si se trata de renta asegurada, la cuota puede variar con el tiempo al estar sujeta a los movimientos del mercado bursátil; si, por el contrario, se opta por renta financiera, la cuantía recibida cambia en función de la rentabilidad del plan de pensiones. En estos casos, la fiscalidad que se aplica puede variar del 19% al 30%, en función del dinero que se rescate. La tercera alternativa para cobrar un rescate es de forma mixta, que combina las dos opciones anteriores.
Los planes de pensiones se pueden cobrar a través de tres vías. La primera, en forma de capital, que permite al cliente recibir la totalidad del dinero acumulado de una sola vez. En este proceso se efectúa un único pago de impuestos a un tipo de entre el 19% y el 47% de acuerdo con la cantidad. La segunda vía es en forma de renta, una modalidad que ofrece el cobro de manera periódica. La cantidad puede ser fija o variable, dependiendo del tipo de renta escogida, y como vitalicia o temporal: si se trata de renta vitalicia, se asegura con una compañía de seguros, y el beneficiario recibe el pago mientras viva, con posibilidad de reversión en caso de fallecimiento a las personas que designe. Si, por el contrario, se opta por renta financiera, la cuantía recibida cambia en función de la rentabilidad del plan de pensiones, y se abona mientras el plan tenga saldo. En este caso, la fiscalidad que se aplica varía entre el 19% al 30%, en función del dinero que se rescate. La tercera alternativa para cobrar un rescate es de forma mixta, que combina las dos opciones anteriores.
Estas prestaciones, con independencia de la forma de cobro, se consideran rendimientos del trabajo a efectos de su tributación en el IRPF, por lo que está exentos de tributar el 40% el saldo correspondiente a las aportaciones anteriores a 1 de enero de 2007 cuando se cobre en forma de capital (conocida como reserva fiscal).
Acceso a mercados: el titular tiene la oportunidad de acceder a mercados complejos e inciertos, que no estarían a su alcance si invirtiera individualmente.
Invertir sin ser experto: se confía el capital a un equipo profesional con los conocimientos necesarios y la capacidad de análisis adecuada para acometer las inversiones.
Diversificación: el gestor reparte el dinero del titular de forma que la cartera del plan cuente con distintas opciones para invertir.
Productos adaptados a todos los perfiles: hay una amplia oferta de planes de pensiones adaptados a las necesidades y la tolerancia al riesgo de los clientes.
Gestión transparente: el titular dispone de información sobre la evolución de sus inversiones diariamente.
Exenciones fiscales: Los titulares pueden reducir la base imponible de sus rendimientos de trabajo, que se aplica sobre la declaración de la renta, hasta un tope marcado por ley que este año es de 1.500 euros. Para los planes de pensiones para autónomos el anterior límite se incrementa a 4.250 euros.
El riesgo de un plan de pensiones depende de los activos en los que invierte. La normativa reguladora de estos productos les otorga un nivel que va desde el uno hasta el siete en función de su nivel de riesgo, de más seguro a más arriesgado. Los planes garantizados son los que más seguridad ofrecen ya que permiten recuperar totalmente el capital aportado a vencimiento.
Los planes de renta variable son los que conllevan el mayor riesgo al estar sujetos a la volatilidad del mercado de acciones, mientras que este indicador disminuye en los planes de renta fija. Los planes mixtos, por su parte, presentan un nivel medio al combinar ambos tipos de activos.
Como ocurre en casi cualquier producto financiero, los planes asociados a mayor riesgo obtienen más rentabilidad a medio plazo. En los productos de renta variable, cuanto más a largo plazo sea el horizonte, destaca Saiz, “más beneficio proporcionan, porque hay más tiempo para amoldar la volatilidad. Por ello, es recomendable que las personas de entre 45 y 55 años asuman mayores riesgos y que aquellos más próximos a la jubilación, a partir de los 55 años, opten por un producto que ofrezcan más seguridad”.
Se puede contratar en una sucursal de la entidad bancaria con uno de los asesores o a través de internet.
Un producto para los ciudadanos del País Vasco
Una EPSV es una entidad sin ánimo de lucro propia del País Vasco que ofrece un producto equivalente al plan de pensiones para los residentes de la comunidad autónoma y bajo la garantía del Gobierno vasco.
La función principal del EPSV es proporcionar un capital a sus titulares con el que complementar la jubilación, al igual que los planes de pensiones. Pero se diferencia en que una EPSV tiene su propia personalidad jurídica, es decir, no necesita estar sujeta o ser comercializada por un banco o una entidad gestora para administrar el patrimonio. Al estar compuesta por socios, son ellos los que forman los órganos de gobierno.
Existen tres tipos de EPSV: de empleo, diseñadas por las empresas para sus trabajadores; individuales, promovidas por entidades financieras para cualquier persona que desee ahorrar; e indiferenciadas, que no se emplean para el pago de las pensiones, pero dan cobertura a otros gastos, por ejemplo, de sepelio o de vivienda.
Beneficios fiscales: ofrecen exenciones fiscales cada vez que un titular realiza una aportación económica.
Recuperación por contingencias: Las EPSV permiten rescatar el capital cuando suceda alguna contingencia prevista en sus estatutos, como una enfermedad grave, incapacidad permanente, desempleo de larga duración o el fallecimiento del titular.
Múltiples opciones de rescate: permiten tres opciones de cobro: en forma de renta, a través de pagos periódicos que suelen ser mensuales; de capital, en las que se cobra una sola vez; y mixta, que combina ambas.
Seguridad: las cuentas son auditadas anualmente por profesionales independientes con el objetivo de asegurar su viabilidad.
Sus riesgos residen en su cartera de activos. La política de inversiones se recoge en la Declaración de Principios de Inversión (DPI), diseñada y aprobada por los socios de cada entidad. En la DPI se deciden aspectos clave para diversificar la cartera, como en qué zonas geográficas invertir o la clase de activos invertibles. Por ello, según la estrategia de inversión y del peso que se dé a los títulos de renta fija o de renta variable, se asume un menor o mayor riesgo.
Se puede contratar en una sucursal de la entidad bancaria con uno de los asesores o a través de internet.
Un seguro de vida-ahorro para tolerantes al riesgo
Un seguro vida-ahorro en el que el cliente asume el riesgo de la inversión asignada. Funciona de la siguiente manera: una parte del capital inicial se destina al pago de la prima de la cobertura de fallecimiento y el resto a la inversión en una cesta de fondos o activos financieros asignados de manera específica. Su peculiaridad reside en que es el cliente el que decide la cartera en la que invierte su dinero entre las alternativas que le ofrece su aseguradora.
En un unit linked, si el asegurado rescata su capital antes del vencimiento o cuando lo cobre en forma de capital al vencimiento, el incremento del valor, es decir, la diferencia entre valor de rescate y el valor aportado al contratar, tributará como rendimiento de capital mobiliario en el IRPF, en un porcentaje que oscila entre el 19% y el 28%, según el importe de los rendimientos. Si el producto contempla varias cestas de inversión, puede cambiarse el dinero entre ellas sin tener que tributar (es lo que se conoce como peaje fiscal) y solo se tributará cuando se cobre la prestación. En caso de fallecimiento del asegurado, sus beneficiarios deberán tributar a través del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Durante la vigencia del unit linked, el tomador debe contemplarlos en su declaración del Impuesto sobre Patrimonio.
Flexibilidad: el cliente elige el plazo de las inversiones, el valor de la prima del seguro y sus coberturas.
Rentabilidad: permiten obtener un mayor rendimiento que los seguros de vida-ahorro convencionales.
Herramienta para sucesiones: en caso de fallecimiento, los unit linked no forman parte de la herencia y sus detalles no se hacen públicos, por lo que se constituye como una herramienta alternativa.
Este tipo de seguro de vida-ahorro invierte en productos más volátiles que los seguros convencionales, por lo que el riesgo es mayor. El capital, además, no está asegurado, es el cliente el que asume el riesgo de la inversión.
Se puede contratar presencialmente en una sucursal de la entidad bancaria con uno de los asesores, a través de agentes o corredores de seguros, o en la página web de la aseguradora.
Un acercamiento seguro a los mercados
Es un tipo de depósito que ofrece una rentabilidad variable asociada a un determinado activo. Este puede ser una acción bursátil, como una participación en una empresa; un índice, como el IBEX 35 o el Eurostoxx50; un tipo de interés, como el euríbor, o un tipo de cambio, como el euro-dólar. Pertenece a la categoría de productos estructurados, precisamente por estar vinculado a uno o varios activos y sus vencimientos se mueven generalmente entre los 12 y los 24 meses.
Su rentabilidad funciona de la siguiente manera: si la evolución de la acción, el índice o el tipo resulta favorable se obtendrá un rendimiento mayor que en un depósito ordinario, como los de tipo fijo. Los intereses se podrán cobrar anualmente o a vencimiento. En caso de un progreso desfavorable del activo, la rentabilidad será más baja. En tal caso, la devolución de la inversión inicial está asegurada, por eso se dice que no tiene riesgo de capital.
Los intereses obtenidos cuentan como rendimientos del capital mobiliario en el IRPF, por lo que se les aplicará la fiscalidad de los depósitos con un porcentaje entre el 19% y el 28%, de acuerdo con la suma generada.
Riegos limitados: en caso de no obtener rentabilidad, el titular recupera la inversión inicial. Además, ese capital está protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos, que asegura hasta 100.000 euros por cada titular.
Rentabilidad más alta: en comparación con los depósitos ordinarios, aunque también aumenta el riesgo.
Implica el riesgo de no obtener rentabilidad si la acción, índice o tipo de interés o de cambio al que está asociado el depósito evoluciona de manera desfavorable. Al quedar garantizada la inversión inicial, es un producto sofisticado más seguro que muchos otros. Saiz señala que es idóneo para acercarse a las rentabilidades de los mercados bursátiles sin asumir los riesgos que la inversión directa en Bolsa ocasiona. La cancelación anticipada no está disponible en todas las entidades que ofrecen este producto y en caso de estarlo suele conllevar una comisión.
Se puede contratar en una sucursal de la entidad bancaria con uno de los asesores o a través de internet.
Un seguro de vida-ahorro con mayor riesgo
Un seguro de vida-ahorro del tipo unit linked que invierte en productos ligados a la evolución de un indicador. Este puede ser uno o varios índices bursátiles, un depósito a plazo, la cotización de una acción o la evolución de una cesta (un conjunto de fondos cuya selección ha sido elaborada por un especialista en busca de la mayor rentabilidad que pueda ofrecer el mercado). En caso de fallecimiento se abona el valor de mercado de la inversión más un capital adicional. En estos productos, el tomador asume el riesgo de la inversión. Es exclusivo de Banco Sabadell.
Mejor expectativa de rentabilidad: al estar ligado a la evolución de un indicador predeterminado promete mayores réditos que un seguro de vida-ahorro convencional.
Ventaja fiscal: solo se tributa por los rendimientos cuando se rescata. Si se perciben en forma de capital tributan como rendimiento de capital mobiliario en el IRPF, con un tipo impositivo de entre el 19% y el 28% según la cantidad. En caso de muerte del titular, sus beneficiarios deberán tributar en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones el importe recibido, pero si el parentesco es de primer grado, se aplicará una reducción del 100% de sobre ese importe con un límite de 9.195,49 euros (aunque la cifra puede variar en algunas Comunidades Autónomas).
El riesgo es mayor que en un seguro de vida-ahorro convencional, porque el rendimiento está vinculado a diversos productos financieros.
Se puede contratar en una sucursal de la entidad bancaria con uno de los asesores o a través de internet.
Una ficción sonora producida por Podium Podcast para Banco Sabadell que invita a reflexionar sobre la curiosa relación que tenemos con el dinero y cómo condiciona nuestra proyección de futuro