¿Y si para comer imprimimos una pizza? Esta idea, que parece sacada de una escena de la película Regreso al Futuro, ya es posible gracias a la startup catalana Natural Machines. Foodini, como se llama la impresora en 3D encargada de preparar la comida, es una de las novedades que se presentan este año en 4 Years From Now, el espacio del Mobile Word Congress de Barcelona dedicado a las empresas de reciente creación. Cada una de estas impresoras cuesta 2000 dólares y se comercian en grandes pedidos de más de 300 unidades, según los encargados de Natural Machines.
Foodini se presenta al gran público como un microondas enorme con una pantalla táctil en la que el usuario va seleccionando los comandos: desde la forma en la que quiere que se imprima el plato, hasta qué ingrediente ocupará cada una de las partes de la figura que se forme. “La impresora funciona más o menos como una máquina Nespresso, en cada una de las cápsulas que tiene vamos poniendo un ingrediente, hasta un máximo de cinco”, explica Emilio Sepúlveda, co-fundador de Natural Machines.
Una vez cada uno de los ingredientes están en su cápsula el usuario solamente tiene que seleccionar con qué forma quiere que se imprima el plato, una de las grandes ventajas de Foodini. “Si quieres que, por ejemplo, te haga una pizza con forma de copo de nieve no hay problema, solo tienes que descargarte una imagen de internet y el resto lo hace la máquina”, comenta Sepúlveda.
En el caso de querer, por ejemplo, unas galletas, el usuario tiene que hacer el mismo la masa con la receta que proporciona Natural Machines, pero ¿qué pasa, por ejemplo, si la mezcla nos queda demasiado líquida?¿Saldrán igual las galletas? "Sin problema, la máquina también detecta cuál es la textura de la pasta y si es demasiado líquida ralentiza la impresión para que el resultado sea óptimo", comenta uno de los técnicos que manipula Foodini. Otra de las ventajas que ofrece esta impresora 3D es que en su interior tiene un escáner que detecta si por ejemplo hemos introducido un plato para que monte la comida sobre él. "En estos casos el escáner mide las dimensiones del plato, la atura y la superficie, para saber hasta donde puede llegar", explica el técnico.
La impresora funciona más o menos como una máquina Nespresso, en cada una de las cápsulas que tiene vamos poniendo un ingrediente, hasta un máximo de cinco
El único problema que presenta el modelo actual de Foodini es que todavía no es capaz de cocinar las impresiones que prepara. “Si ahora le pide que imprima una pizza después tendrás que meterla en el horno para terminar con la cocción, pero ya estamos trabajando en un nuevo prototipo que lo hará todo”, explica.
Por el momento los principales clientes de Natural Machines son grandes empresas de Estados Unidos y China. Según asegura Sepúlveda, trabajan con grandes proveedores y con hospitales: Foodini podría ser uno de los grandes avances de la comida hospitalaria para enfermos que no pueden tragar bien. “Estos pacientes se terminan cansando de tomar siempre purés y al final a las enfermedades de base hay que añadirle la malnutrición”, comenta. Gracias a esta impresora 3D los pacientes pueden tomar platos más apetitosos, pero siempre con una textura que les sea fácil ingerir. Además, desde Natural Machines están empezando a estudiar el introducir la medicación dentro de la propia comida en estos casos.
Su implantación en España todavía se está haciendo de rogar. “Los países de las zonas del mediterráneo son más reticentes a aceptar esta clase de tecnologías”, reconoce Sepúlveda. Aunque sí que hay chefs interesados por este tipo de impresiones 3D, como los hermanos Torres y Paco Morales, clientes de Natural Machines, que gracias a la tecnología pueden dar a sus platos formas impensables.